Caótico tráfico me retrajo a AMET de 1997

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Hoy, como cada día, vivimos el infierno del pesado tráfico que gobierna nuestras calles, un problema serio y perturbador para la mayoría de los dominicanos como os taponamientos, bocinazos, los ruidos que emiten deliberadamente algunos vehículos, sobre todo de alta gama, y la proliferación de motores.

Voy a retraer el primer intento que se hizo para mejorar la circulación vehicular en la ciudad de Santo Domingo y que fue en su momento muy valorado por la población. Me refiero a la otrora Autoridad Metropolitana de Transporte, la famosa AMET.

Ese cuerpo especializado fue ideado y creado por el extinto guerrillero Hamlet Hermann, quien lo catalogó como un organismo técnico que procuraba mejorar el tránsito. Pero como la felicidad en casa de pobre dura poco, la entidad se degradó en poquísimo tiempo.

Los Amet a los que me refiero eran jóvenes de uno y otro sexo escogidos y capacitados en el área de tránsito terrestre. Provenían de los cuerpos castrenses y tenían formación académica. Vestían impecablemente y, por demás, eran empáticos y conscientes de su responsabilidad.

Su centro de operaciones estaba ubicado en las oficinas que administraba el Bulevar de la 27 de Febrero, frente a Plaza Central. Corría el año 1997 y desde allí operaba el organismo.

Poco tiempo después, ya en el año 1999, Pedro de Jesús Candelier sustituyó a Hermann en esa dirección e impregnó su propio sello. Candelier se ganó el mote de hombre “mano dura” por los conflictos y controversias que generaban sus actuaciones.

Posiblemente, a partir de entonces es cuando la AMET comienza a perder su esencia y pasó a ser un colectivo antipopular y repudiado por la mayoría de los dominicanos. Esto debido a la actitud autoritaria que asumían algunos de sus miembros ante percances en las vías públicas.

En una de las tantas entrevistas que concedió Hamlet Hermann a medios de comunicación, cuando se refería a la AMET, siempre decía que, tras su salida, lo que hubo fue una degeneración. Con los años, la AMET se desgastó hasta ser absorbida por la Digeset y el Intrant, dos instituciones también ineficientes que no han podido dar pie con bola en la reorganización del tránsito y lo vuelven más caótico.

El desorden impera y en cada segundo se vive el verdadero infierno en nuestras calles que parecen pistas de carreras, atiborradas de motoristas infractores, de peatones que no saben cruzar la vía, de ruidos ensordecedores, de venduteros y cuantas cosas más…

Recientemente, la modelo Yaritza Reyes subió un “live” en su cuenta de Instagram en el que expresaba horrorizada lo peligroso que es manejar en República Dominicana.

Es obvio que cualquiera queda frizado, viendo el desfile de motores que transitan como chivos sin ley, mientras ponen en peligro sus propias vidas y las de otros sin asumir ninguna responsabilidad.

Pero también nos enfrentamos al manejo temerario de conductores de guaguas de transporte de pasajeros, vehículos pesados cargados de materiales peligrosos sin el menor cuidado y, por supuesto, de la enorme cantidad de vendedores ambulantes que se atraviesan en el medio de la vía pública.

Vivimos en una jungla donde el lamento es el común denominador y sin la esperanza de que algún día se arregle.

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