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La mala imagen que se han granjeado nuestros políticos a quienes gran parte de la población ve como oportunistas que van al Estado a servirse con la cuchara grande, se incrementa cuando salen a relucir los beneficios desbordados que reciben servidores como los congresistas quienes reciben dos exoneraciones por período para la importación de sendos vehículos sin importar valor, cilindraje, modelo ni marca, dando pie a un acto de corrupción que representa pérdidas millonarias para el fisco y beneficio para los privilegiados que con veinte o treinta mil dólares adquieren, de los legisladores, el derecho a la importación de vehículos de alta gama que se pasean por nuestras avenidas de manera ostentosa.
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Al Estado le convendría más dotar a cada legislador de un medio de transporte adecuado durante su período de gestión, como se hace con los demás funcionarios del Gobierno, para evitar situaciones como la que se dio, para citar un solo caso, con el exdiputado peledeísta Elpidio Báez quien figura, según la Dirección General de Aduanas, como importador de cuatro vehículos de las marcas Ferrari, Porsche y Land Rover, por cuyas exoneraciones, el Estado dejó de recibir 26.4 millones de pesos de impuestos lo que representa una afrenta para un pueblo pobre como el nuestro.