Milei y su terapia económica: dos años de resultados mixtos

A dos años del inicio de la llamada terapia de shock impulsada por Javier Milei, Argentina transita un escenario económico complejo. El país combina avances visibles con desafíos que siguen abiertos. Las medidas de ajuste profundo ordenaron las cuentas públicas y frenaron la inflación. Sin embargo, Argentina aún carga con una fragilidad estructural que limita la acumulación de reservas y afecta al tejido productivo.

Milei asumió la Presidencia el 10 de diciembre de 2023 con un compromiso claro: eliminar el déficit fiscal y cortar la financiación del Banco Central al Tesoro. En pocas semanas, su Gobierno alcanzó un superávit fiscal histórico. Lo hizo tras aplicar un ajuste que recortó el gasto público en áreas sensibles como la obra pública, los subsidios, las pensiones y los salarios estatales.

En 2023, el país cerró con un déficit primario del 2.9 por ciento del PIB. Un año después, mostró un superávit del 1.8 por ciento. Entre enero y octubre de 2025, acumuló un saldo positivo del 1.4 por ciento del PIB. Estos datos reforzaron el mensaje oficial de una economía que regresa a la disciplina fiscal.

Según Mauricio Monge, economista senior de Oxford Economics, la estrategia siguió la visión central de Milei. El programa buscó evitar la emisión monetaria y eliminar cualquier financiamiento del Banco Central. La fuerte devaluación inicial y la desregulación económica fueron claves dentro de esta terapia de shock.

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Inflación a la baja, pero reservas en tensión

El impacto de la política fiscal y monetaria se reflejó rápido en los precios. En diciembre de 2023, la inflación mensual había llegado al 25.5 por ciento. En octubre de 2025 bajó al 2.3 por ciento. Para fin de año, las proyecciones apuntan a un acumulado del 29 por ciento. El dato contrasta con el 117.8 por ciento registrado en 2024.

Expertos como Gastón Utrera, director del Instituto de Economía Política de la Universidad Siglo 21, consideran que el plan estabilizó las cuentas con eficacia. Aun así, advierten sobre la velocidad de las reformas. El Gobierno priorizó la apertura comercial y la desregulación. Relegó las reformas laboral y tributaria para 2026, lo que podría haber afectado la coordinación del programa.

La política cambiaria es uno de los puntos más discutidos. Para bajar la inflación y sostener su apoyo político, Milei permitió la apreciación del peso frente al dólar. La medida ayudó a contener precios, pero también encareció la economía local. Esto redujo la competitividad, limitó la capacidad exportadora y dificultó la acumulación de reservas.

La falta de divisas llevó al país a firmar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en abril de 2025. Meses después, el Gobierno solicitó asistencia adicional a Estados Unidos. Para varios analistas, este es uno de los grandes puntos ciegos del programa. Sin reservas suficientes, la estabilidad lograda queda expuesta a shocks externos.

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Golpes al sector productivo y señales de fatiga social

El costo del ajuste se siente en la economía real. El PIB cayó un 1.3 por ciento en 2024. En los primeros nueve meses de 2025 creció un 5.2 por ciento, pero desde mayo la actividad muestra señales de estancamiento.

La industria es uno de los sectores más afectados. El consumo cayó, las importaciones aumentaron y el crédito se encareció. Como consecuencia, la actividad manufacturera se desplomó un 9.5 por ciento en 2024. Para septiembre de 2025 registró un alza de apenas 3.8 por ciento. Su capacidad instalada se ubicó en un 61.1 por ciento.

El deterioro productivo también alcanzó al empleo y a las empresas. Desde la llegada de Milei al poder, cerraron 19,164 compañías. Eso equivale a un promedio de 30 por día. Además, se perdieron 276,624 puestos de trabajo, es decir, 432 por día. Los especialistas señalan que el país enfrenta una economía fatigada. Hay un mercado laboral débil y un ajuste fiscal que parece llegar a su límite social.

Para Monge, Argentina aún debe superar obstáculos profundos para crecer de forma sostenida. El país necesita revisar su política monetaria y cambiaria para no comprometer lo alcanzado. Aunque el Gobierno logró estabilizar variables clave, la sociedad muestra señales claras de agotamiento tras dos años de recortes severos.

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