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El país ha crecido. Ha crecido el turismo, las remesas y unas cuantas cosas más.
Y los salones de las bibliotecas se repletan de cuentos y poemas. Y de otros temas también. Y, por supuesto, de escritores. Hay progreso, no cabe dudas. Se celebra a los escritores, aunque con muy pocos lectores de sus libros. Eso también.
Pero Hipólito Mejía, hombre astuto, a la manera del poeta Alix, el de «Los mangos bajitos», dice que no deben «exportarse» los haitianos (aunque aquí hay muchísimos), que se necesitan para los diferentes trabajos. Y eso parece ser muy cierto. Pues los criollos que se supone harían estas faenas, que desempeñan los haitianos, (a muy bajo costo para sus patronos), sueñan ser peloteros de Las Mayores, o merengueros, o intérpretes y guías de turistas. Y algunos también chulos. (Y me perdonan la «mala» palabra los que no hayan disfrutado la zarzuela Las Leandras).
Puede leer: Uno nunca sabe…
Y dije que también hay progreso. Y recuerdo que desde hace ya algunos años, estoy leyendo, casi semanalmente, en la prensa, que nombran un nuevo Jefe de la Policía, Y nuevos otros oficiales. Y que hay una escuela con cadetes e instructores, y, de vez en cuando hay una graduación de nuevos oficiales y todo lo demás.
Y, todavía están todos, jefes y demás. eso he leído hoy, robándose las cápsulas de pistolas y rifles y vendiéndolas a los bandoleros haitianos.
Bueno, vendrán a investigar esto de las cápsulas que los policías han vendido a los bandoleros haitianos, varios de los coroneles y tenientes coroneles de servicio en La Victoria, donde son acusados de tener un próspero negocio de bebidas y estupefacientes.
Así llegamos al punto de recordar que en un tiempo hablábamos de traidores a la patria. ¿Qué Patria? Lo que hay aquí es un Estado con sus autoridades y sus leyes.
Así que de este juicio surgirían muchos traidores al Estado. Me imagino con penas de medio siglo de prisión.