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Dos cables submarinos de telecomunicaciones en el mar Báltico -uno entre Finlandia y Alemania, y el segundo entre Suecia y Lituania- sufrieron daños en los últimos días.
Todas las miradas se dirigieron a Rusia, que según los europeos lleva a cabo «una guerra híbrida», en el contexto de la ofensiva de Moscú en Ucrania, país al que la UE respalda financiera y militarmente.
El Ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, dijo el martes que los daños se debían sin duda a un «sabotaje». «Nadie cree que estos cables se cortaran por accidente», afirmó.
Las Ministras de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, y de Finlandia, Elina Valtonen, evocaron el lunes la amenaza rusa.
La «seguridad europea está amenazada no solo por la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, sino también por guerras híbridas emprendidas por actores malintencionados», afirmaron.
«Es absurdo que se siga acusando a Rusia de todo, sin ningún fundamento», declaró el miércoles Peskov.
El cable de fibra óptica C-Lion1, que conecta la capital finlandesa, Helsinki, con el puerto alemán de Rostock, se rompió el lunes, según su operador, el grupo tecnológico finlandés Cinia.
El domingo por la mañana, otro cable de telecomunicaciones, el Arelion, que conecta la isla sueca de Gotland con Lituania, sufrió también daños.
Suecia anunció el martes que abrió una investigación por «sabotaje», con el respaldo de Alemania. Finlandia está también indagando lo sucedido.
«Situaciones de este tipo deben evaluarse a la luz de la creciente amenaza que supone Rusia», declararon los ministros de Defensa sueco y lituano.
Según medios de comunicación finlandeses y suecos, un barco chino, el Yi Peng 3, podría haber desempeñado un rol en los dos incidentes.