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Mil días después del inicio de la invasión rusa, los ucranianos mantienen la determinación de seguir luchando, pese a la creciente incertidumbre sobre el futuro apoyo de sus aliados y de una intensa presión militar por parte de Moscú.
Lo que más echa de menos Irina, de Mariúpol, una ciudad costera destruida por Rusia, es el mar.
Esta desplazada de 62 años lo pinta con frecuencia cuando intenta trasladar al lienzo su dolor y sus esperanzas, en una pequeña habitación de Leópolis (oeste) que acoge ahora a la antigua escuela de bellas artes de Mariúpol.
Pero sus expectativas de volver a verlo pronto se están desvaneciendo, admite a EFE la mujer, con lágrimas en los ojos.
Incertidumbre y esperanza
"Ahora que Trump ha ganado, puede obligarnos a ceder nuestros territorios ocupados. Si recorta la asistencia militar, ¿qué vamos a hacer?", se preguntó, en alusión a la victoria del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos.
Mientras Mariúpol esté bajo control ruso, regresar allí está descartado. "Me detendrán de inmediato, me obligarán a hablar mal de Ucrania. Nunca lo haré", explicó Irina.
Muchos desplazados están preocupados por su futuro, ya que reciben poca asistencia del Estado. El marido de Irina está dispuesto a unirse al Ejército, pese a contar ya 55 años de edad.
"Es la gente como yo la que tiene que luchar, no los jóvenes", argumenta, según ella, su marido.
"Todavía tengo la esperanza de que la guerra termine, Putin muera y todos podamos regresar a casa", afirmó Irina en referencia al presidente ruso, intentando pese a todo mantener el optimismo.
Fe y determinación
"Lo principal es no perder el ánimo. Tenemos que hacer todo lo que esté en nuestra mano y todo lo demás ocurrirá como tenga que pasar", dijo a EFE Teresa, de 18 años.
La joven está estudiando en una universidad local para convertirse en una ingeniera de drones.
Además, ayuda a su madre Oksana en la Cocina de Voluntarios de Leópolis, fundada hace más de 10 años después de que Rusia se anexionara ilegalmente la península de Crimea y estallara la guerra en el Dombás.
Docenas de voluntarios preparan platos precocinados y otros alimentos nutritivos para ser enviados a los soldados y tratan de atender otras peticiones urgentes de su parte.
Saben de sobre lo difícil que es la situación en el frente, donde Rusia está avanzando de forma lenta pero sistemática, ya que algunos de los paquetes que envían allí no encuentran a sus destinatarios con vida.
Sin embargo, no hay espacio para el pesimismo y los voluntarios trabajan a pleno rendimiento, mientras no dejan de llegar y marcharse vehículos y los voluntarios transportan cajas de un sitio para otro.
"No tenemos derecho a rendirnos. Tenemos que mantenernos fuertes y unidos por el bien de nuestros seres queridos que están allí (en el frente) y tener fe en nuestra victoria", dijo a EFE Natalia, una cocinera de unos 30 años.
Cuando habla de lo que significaría una victoria de Ucrania, lo primero que le viene a la mente es el regreso de los soldados, incluidos los que están en cautiverio ruso, a sus hogares.
"También quiere decir la liberación de todos los territorios ocupados para que nuestra gente pueda vivir allí, en paz, en su propia tierra", añadió Nadia, una jubilada que acude todos los días a ayudar.
Está agradecida a los ciudadanos de los países extranjeros que han acogido a refugiados ucranianos y no han "abandonado" al país invadido.
"Pedimos al Señor y a todas las personas que tengan conciencia y uso de razón que nos ayuden a derrotar a este mal para que no se expanda por todo el mundo", subrayó la jubilada.
Actuar juntos
"A todos nos gustaría que la guerra terminase mañana. Pero eso no va a ocurrir", dijo a EFE otro voluntario, Petró, mientras repara una máquina para deshidratar fruta que se rompió por estar constantemente funcionando.
Para que acabe, los ucranianos deberían esforzarse todavía más, según él. "Solo hay dos opciones: o estás en el Ejército o lo apoyas de forma activa", explicó.
Sin embargo, Petró también destacó que esta guerra "es un problema global y no solo de Ucrania".
Si todos los aliados de Kiev actuasen con determinación, juntos podrían derrotar a Moscú, argumentó. "Rusia no es tan fuerte como quiere hacer creer a todos", subrayó.
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