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La hipertensión arterial consiste en la elevación de la presión de las arterias por encima de los valores considerados normales. Es la principal cardiopatía adquirida que afecta a los dominicanos, superando a la enfermedad cardíaca isquémica (infarto agudo al miocardio), que ocupa todavía el segundo lugar.
Se calcula que la hipertensión arterial afecta a más del 30% de la población adulta mundial y es el principal factor de riesgo para padecer enfermedades cardiovasculares, especialmente enfermedad coronaria y enfermedad cerebrovascular.
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Sus Causas
La hipertensión arterial es una enfermedad multifactorial donde hay factores genéticos y ambientales.
Entre estos factores tenemos: factores genéticos, edad avanzada, obesidad, falta de actividad física, ingesta de sal, exceso de bebidas alcohólicas y estrés.
Se conocen dos tipos de pacientes hipertensos:
A. Hipertenso primario (esencial): Representa el 90% de los casos. Es cuando no tenemos una causa demostrable de la hipertensión, sino que esta es multifactorial.
B. Hipertenso secundario: Constituye el 10% restante y en esta sí hay una causa demostrable que, una vez diagnosticada y erradicada, podría curar la hipertensión si esta acción no se hace tardíamente.
Clasificación de la hipertensión
Tradicionalmente, se ha considerado una persona hipertensa cuando los valores de la presión arterial están por encima de 140/90 mmHg. Actualmente, las diferentes sociedades de cardiología de incidencia mundial han reclasificado la hipertensión y han disminuido las cifras de presión arterial que definen quién es hipertenso.
La Sociedad Europea de Cardiología, por ejemplo, en su última clasificación de hipertensión, tiene como valores normales una presión arterial de 120/70 mmHg. Cuando la presión sistólica es de 120 a 140 mmHg, se le llama presión elevada, y a partir de 140 mmHg hablamos de hipertensión propiamente dicha.
Datos epidemiológicos
Se estima que en el mundo hay aproximadamente 1280 millones de adultos de 30 a 79 años con hipertensión, y de la mayoría de ellos (dos tercios) viven en países de ingresos bajos y medios. Se calcula que más del 40% de los adultos hipertensos desconocen que padecen de hipertensión. Apenas uno de cada cinco adultos hipertensos (21%) tiene controlada la presión arterial. La hipertensión es una de las principales causas de muertes prematuras en el mundo. Una de las metas de la OMS es reducir su prevalencia en un 25% para el 2030.
De hipertenso a un cardiópata hipertensivo
La presión arterial que se mantiene elevada por más de un año sin el uso de un tratamiento adecuado que la controle y normalice las cifras tensionales terminará finalmente ocasionando alteraciones estructurales en el corazón.
En efecto, la parte muscular del corazón llamada miocardio presentará “hipertrofia”, que consiste en un aumento del grosor de dicho músculo en respuesta compensatoria a la presión arterial elevada. Cuando este cambio estructural está presente, es entonces cuando se dice que ya el paciente pasó de ser hipertenso a tener una cardiopatía hipertensiva, es decir, que ya hay consecuencias en el corazón producto de la hipertensión.
Consecuencias de la hipertensión
La cardiopatía hipertensiva, condición donde el corazón ha presentado una alteración estructural, determina un aumento en el riesgo de padecer un evento vasculocerebral y cardíaco, como puede ser un derrame cerebral o un infarto agudo al miocardio, respectivamente.
En este momento, el corazón de este paciente todavía no presenta una importante alteración funcional, razón por la cual el paciente puede estar completamente asintomático. Posteriormente, y debido al efecto de la hipertensión, el paciente pasa de esta fase de hipertrofia a una fase donde el corazón se dilata, aumentando el diámetro de las cavidades que tiene el corazón, especialmente los ventrículos. En este momento, el corazón aumenta su tamaño (cardiomegalia) y empiezan a producirse importantes cambios funcionales. El corazón disminuye su capacidad para bombear la sangre y es cuando aparece la condición clínica llamada insuficiencia cardíaca. A partir de este momento, tenemos un paciente con una mala calidad de vida y una gran discapacidad funcional que muchas veces le limita llevar a cabo actividades de la vida cotidiana.
Tratamiento y cambio del estilo de vida
La introducción de cambios en el estilo de vida debe formar parte de la manera de abordar esta enfermedad. Medidas como dejar de fumar, practicar actividad física, adoptar dietas más saludables, controlar el uso de bebidas alcohólicas, disminuir el estrés y reducir el uso de sal pueden ayudar a reducir los niveles de presión arterial.
Algunas personas, además de adoptar las medidas mencionadas, pueden requerir el uso de fármacos para poder controlar de manera eficaz la hipertensión arterial y así prevenir las complicaciones.
La adopción oportuna de estas medidas, aunado al diagnóstico precoz de la hipertensión va a evitar los efectos adversos de la hipertensión en el corazón y sus consecuencias.