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- Por FELIPE LORA
- Fecha: 19/11/2024
La República Dominicana, como muchos países del Sur Global, enfrenta una crisis climática devastadora mientras soporta el peso de una deuda externa que nos estrangula. Este ciclo perpetuo de dependencia y explotación, reforzado por las falsas promesas de las COPs, nos deja desprotegidos frente a los embates, no sólo de huracanes y sequías, pero además del extractivismo que agiliza la destrucción de nuestra biodiversidad.
Las recientes cumbres climáticas, incluidas la COP28 y la COP29, han dejado en evidencia una dolorosa realidad: el sistema internacional busca soluciones dentro de las mismas estructuras que crearon el problema. En lugar de priorizar la justicia climática y el bienestar de los pueblos, estas conferencias se convierten en foros para «oportunidades de negocio» y ganancias corporativas que perpetúan la crisis ambiental.
Falsas soluciones en un sistema fallido
La COP29, como su predecesora, fue testigo de discursos cargados de «urgencia climática» que no se tradujeron en acciones reales. Por el contrario, sirvió como una vitrina para nuevos contratos multimillonarios en combustibles fósiles, evidenciando cómo las élites económicas priorizan sus ganancias sobre la vida en el planeta.
El problema radica en que las COPs no están diseñadas para revolucionar el sistema que creó la crisis climática, sino para mantenerlo intacto. Los mercados de carbono, las compensaciones y las tecnologías de geoingeniería son ejemplos de «soluciones» que no abordan las raíces del problema, sino que, guiadas por la avaricia, refuerzan las desigualdades y la explotación global.
La deuda externa
La deuda externa es un mecanismo que perpetúa la subordinación económica de los países en desarrollo. Los recursos que deberían destinarse a la protección de nuestras comunidades y ecosistemas son desviados para pagar intereses a los mismos actores que han contribuido a la crisis climática.
Exigimos la cancelación inmediata de la deuda externa o, al menos, una moratoria indefinida en los pagos de intereses. Esta medida no es solo una cuestión de justicia económica, sino también una necesidad para garantizar nuestra supervivencia como nación soberana.
Reparaciones climáticas
El cambio climático es el resultado de siglos de emisiones descontroladas por parte de los países desarrollados. Estos deben asumir su responsabilidad histórica mediante reparaciones climáticas inmediatas y significativas, que incluyan:
- Fondos incondicionales para la adaptación y mitigación climática.
- Apoyo directo a las comunidades indígenas, afrodescendientes y locales.
- Financiación para proteger territorios libres del extractivismo y construir infraestructuras resilientes.
Estas reparaciones no solo son necesarias para enfrentar la crisis, sino también para corregir las injusticias estructurales que perpetúan la pobreza y la desigualdad en el Sur Global.
El modelo económico global, basado en el crecimiento infinito y la extracción desenfrenada, es incompatible con la sostenibilidad planetaria. Las COPs, al operar dentro de este sistema, se limitan a buscar «soluciones» que encajen en un marco de ganancias corporativas, sin cuestionar las raíces del problema.
El resultado:
- Contratos billonarios de combustibles fósiles mientras se habla de descarbonización.
- Mercados de carbono que comercializan la naturaleza en lugar de protegerla.
- Falsas soluciones que desvían la atención de los cambios estructurales necesarios.
Este enfoque no solo es insuficiente, sino que también socava las verdaderas soluciones lideradas por las comunidades que han demostrado ser guardianas históricas de la biodiversidad.
Soberanía nacional: camino hacia la justicia climática
La lucha contra el cambio climático no puede desvincularse de la lucha por la soberanía. Necesitamos recuperar el control sobre nuestras políticas y recursos, priorizando:
- La participación activa de las comunidades locales en la toma de decisiones.
- La eliminación de la influencia corporativa en las negociaciones climáticas.
- El fortalecimiento de sistemas de gobernanza locales que respeten los derechos de la naturaleza y de los pueblos.
El futuro que merecemos
La República Dominicana tiene la responsabilidad y la oportunidad de liderar un movimiento global que exija:
- Reparaciones climáticas inmediatas y sin condiciones.
- Cancelación total de la deuda externa para los países en desarrollo.
- Un rechazo absoluto a las falsas soluciones promovidas por las élites corporativas.
- Un cambio sistémico que priorice la justicia social, económica y climática sobre las ganancias.
Cambiar el sistema, no el clima
La crisis climática no es solo un problema ambiental; es un síntoma de un sistema económico fallido que prioriza el lucro sobre la vida. Las COPs han demostrado ser incapaces de ofrecer soluciones reales porque operan dentro de este marco.
Es hora de cambiar el sistema que perpetúa la crisis climática, económica y social. La República Dominicana debe alzar su voz, exigiendo reparaciones, cancelación de la deuda y un futuro donde la justicia y la soberanía sean el eje central de nuestras acciones climáticas.
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