Franklin Domínguez: Legado inmortal del teatro dominicano

Franklin Domínguez

El teatro dominicano está de luto tras el fallecimiento del ilustre Franklin Domínguez, quien a los 94 años dejó este mundo para convertirse en leyenda eterna de las artes escénicas nacionales. Su partida marca el fin de una era dorada, pero también el inicio de una inmortalidad artística que perdurará en cada escenario del país.

Una trayectoria que definió el arte nacional

Nacido en Santiago de los Caballeros el 5 de junio de 1931, Franklin Domínguez se forjó como parte de la primera generación de graduandos de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Allí compartió aulas con otras figuras legendarias como Máximo Avilés Blonda, bajo la sabia dirección del profesor Emilio Aparicio, construyendo los cimientos de lo que sería el renacimiento cultural dominicano.

Su iniciación en el mundo teatral vino de la mano de su hermano Héctor Domínguez, pero su talento natural y dedicación inquebrantable lo llevaron a convertirse en una figura multifacética: actor, director, maestro, productor y dramaturgo. Esta versatilidad artística lo distinguió como uno de los creadores más completos de su generación, capaz de dominar cada aspecto del arte escénico.

Un legado teatral sin fronteras

La obra de Franklin Domínguez trasciende las fronteras nacionales con un catálogo impresionante de más de cien obras teatrales que han sido representadas en escenarios de Europa, Asia, África y América Latina. Sus creaciones, traducidas al inglés, francés, chino y ruso, han llevado la esencia dominicana a los cinco continentes, convirtiendo nuestro teatro en embajador cultural de la nación.

Entre sus obras más emblemáticas se encuentran "Los borrachos", "La broma del senador", "Duarte entre los niños", "Hostos: el hombre que anhelaba una patria", "Lisístrata odia la política" y "Omar y los demás". Cada una de estas piezas no solo entretuvo, sino que educó y formó conciencia, convirtiéndose en pilares de la identidad cultural dominicana.

Pionero del séptimo arte dominicano

Su genio creativo no se limitó al teatro. Como autor y director de "La silla" en 1963, Domínguez creó lo que muchos consideran la primera película de largometraje dominicano. Esta obra cinematográfica, un retrato crítico de la tiranía de Trujillo, demostró su valentía artística y su compromiso con la verdad histórica, estableciendo las bases del cine nacional.

Servidor público y cultural

La vida de Franklin Domínguez estuvo marcada por el servicio a la patria desde múltiples trincheras. Como director de la Dirección General de Bellas Artes en tres períodos distintos, impulsó políticas culturales que fortalecieron el desarrollo artístico nacional. Su liderazgo en esta institución fundamental del Estado dominicano dejó huellas indelebles en la promoción y protección del patrimonio cultural.

Además, ejerció como director de Información y Prensa de la Presidencia de la República Dominicana bajo cinco mandatarios: el profesor Juan Bosch, el presidente José Rafael Molina Ureña y el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, el presidente Héctor García Godoy y el presidente Antonio Guzmán Fernández. Esta experiencia le otorgó una perspectiva única sobre la historia política dominicana, que supo plasmar magistralmente en sus obras teatrales.

Una constelación de reconocimientos

La excepcionalidad de Franklin Domínguez fue reconocida de manera extraordinaria a lo largo de su carrera. Obtuvo nueve veces el Premio Nacional de Teatro Cristóbal de Llerena, un récord que habla de la consistencia y calidad de su producción artística. En 2003, recibió el Premio Nacional de Literatura, el máximo galardón que otorga el Estado dominicano a los creadores literarios.

Sus logros internacionales son igualmente impresionantes. En 1979 recibió el Premio Gran Dorado como el artista más sobresaliente del año, y en 1983 conquistó el Accésit al Primer Premio en el Certamen Internacional de Dramaturgos Diego Fabbri en Palermo, Italia. La Asociación de Cronistas de Espectáculos de Nueva York le otorgó tres premios ACE, mientras que en 2008 recibió en Puebla, México, la Orden de Carlos V, siendo declarado Dramaturgo Real.

Un reconocimiento particularmente emotivo llegó cuando el Estado de Nevada declaró el 5 de junio, fecha de su nacimiento, como el "Día de Franklin Domínguez", honrando su contribución al arte y la cultura en suelo estadounidense.

Formador de generaciones y mentor excepcional

Más allá de su producción artística, Franklin Domínguez se distinguió como un formador de talentos sin paralelo. Su labor como mentor y guía espiritual de varias generaciones de actores y actrices dominicanos consolidó su legado como constructor de la identidad cultural nacional. Desde el año 2000, dirigió el Grupo de Teatro Banreservas, llevando montajes educativos y patrióticos a comunidades de todo el país, democratizando el acceso al arte y fortaleciendo el tejido cultural dominicano.

Su vinculación con grandes figuras como Monina Solá y su influencia en la formación de innumerables artistas demuestran su compromiso con la continuidad y el crecimiento del teatro nacional. Como miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua, también contribuyó a la preservación y enriquecimiento del idioma español en territorio dominicano.

Resistencia y pasión hasta el final

Los últimos años de vida de Franklin Domínguez estuvieron marcados por desafíos de salud que enfrentó con la misma dignidad y fortaleza que caracterizaron toda su existencia. A pesar del cáncer de próstata con metástasis ósea, las complicaciones por COVID-19 y una fractura de fémur que lo mantuvo postrado desde 2018, nunca perdió el buen humor ni su amor incondicional por el arte.

En una de sus últimas entrevistas, con la lucidez y pasión que lo caracterizaron, confesó: "El teatro es mi vida. Encontré en el teatro una pasión inexplicable, a pesar de que siempre me desarrollé en otros trabajos". Estas palabras resumen la esencia de un hombre que hizo del arte su razón de existir y del servicio a la cultura dominicana su misión de vida.

El fallecimiento de Franklin Domínguez el 26 de agosto de 2025 cierra un capítulo glorioso en la historia cultural dominicana, pero abre simultáneamente las páginas de un legado eterno. Sus más de cien obras teatrales, su pionera incursión cinematográfica, su labor formativa y su servicio público constituyen un tesoro nacional que continuará inspirando a las futuras generaciones de artistas dominicanos.

La Dirección General de Bellas Artes, el Ministerio de Cultura, y todas las instituciones artísticas del país han expresado su pesar y reconocimiento a esta figura cumbre. Como expresó Marianela Sallent Abreu, directora general de Bellas Artes: "Franklin Domínguez deja un legado invaluable al teatro y a las artes dominicanas. Su vida y obra nos inspiran a continuar trabajando con el mismo compromiso que él mostró durante décadas".

El nombre de Franklin Domínguez quedará escrito con letras de oro en la historia cultural de la República Dominicana. Su legado permanecerá vivo en cada escenario nacional, en cada actor formado bajo su influencia, en cada obra que continúe representándose dentro y fuera del país. Su muerte física no puede opacar la inmortalidad artística que conquistó a través de décadas de dedicación apasionada al arte dominicano. El patriarca del teatro nacional ha partido, pero su espíritu creador seguirá iluminando los escenarios de la patria por generaciones venideras.

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