La República Dominicana despide con profundo respeto y admiración a uno de sus más insignes intelectuales y gestores culturales. José Rafael Lantigua, escritor, periodista, académico y primer ministro de Cultura del país, falleció en la madrugada del martes cinco de agosto de dos mil veinticinco, tras enfrentar complicaciones de salud. Su partida marca el fin de una era dorada para las letras dominicanas, pero su legado perdurará como testimonio imperecedero del poder transformador de la cultura.
Un Visionario de las Letras Dominicanas
José Rafael Lantigua nació el diecisiete de septiembre de mil novecientos cuarenta y ocho en la histórica ciudad de Moca, cuna de próceres y pensadores que han forjado el carácter de nuestra nación. Desde temprana edad, demostró una pasión inquebrantable por las letras y el pensamiento crítico que lo acompañaría durante toda su vida. Su formación académica en Ciencias de la Educación, mención Letras, en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, donde se graduó con distinción cum laude, fue apenas el primer peldaño de una carrera que lo convertiría en una de las figuras más influyentes de la cultura dominicana contemporánea.
La trayectoria de Lantigua representa un ejemplo extraordinario de dedicación al servicio de la patria a través de la cultura. Durante más de cinco décadas, este ilustre mocano se consagró a la noble tarea de promover y difundir el patrimonio intelectual dominicano, convirtiéndose en un puente invaluable entre las tradiciones literarias y las nuevas generaciones de creadores.
Arquitecto de la Cultura Nacional
La visión democratizadora de Lantigua encontró su máxima expresión en la creación y dirección del suplemento literario Biblioteca, que durante más de veinte años circuló en los diarios Última Hora y Listín Diario. Esta publicación se convirtió en el escaparate más prestigioso de la literatura dominicana e hispanoamericana, ofreciendo a miles de lectores dominicanos acceso a las mejores obras de autores nacionales e internacionales. Bajo su dirección, Biblioteca no solo se consolidó como la publicación literaria de mayor circulación del país, sino que se transformó en una verdadera escuela de formación para escritores emergentes y un faro de orientación cultural para la sociedad dominicana.
Su capacidad visionaria se manifestó plenamente en la transformación de la modesta Feria Nacional del Libro en la actual Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, uno de los eventos culturales más importantes de la región caribeña. Como presidente de la Comisión Permanente de la Feria del Libro entre mil novecientos noventa y siete y dos mil, Lantigua no se conformó con mantener el estatus quo, sino que imaginó y materializó un proyecto ambicioso que llevaría las letras dominicanas a nuevas alturas internacionales.
El Primer Ministro de Cultura
Entre dos mil cuatro y dos mil ocho, José Rafael Lantigua asumió el honor histórico de convertirse en el primer ministro de Cultura de la República Dominicana, durante la gestión del presidente Leonel Fernández. Este nombramiento no fue casual, sino el reconocimiento natural a décadas de trabajo incansable en favor del desarrollo cultural del país.
Durante su gestión ministerial, Lantigua implementó políticas públicas innovadoras que revolucionaron el panorama cultural dominicano. Su enfoque descentralizador permitió que la cultura trascendiera las fronteras de la capital y llegara a los rincones más apartados del territorio nacional, consolidando así la democratización del acceso a las manifestaciones artísticas y literarias.
El legado institucional de su período como ministro incluye el fortalecimiento de las estructuras culturales del Estado, la creación de programas de apoyo a artistas y escritores, y el establecimiento de un marco legal sólido que continúa beneficiando al sector cultural dominicano. Su visión estratégica logró posicionar a la República Dominicana como un referente cultural en el ámbito latinoamericano y caribeño.
Guardián del Idioma y la Tradición
En dos mil seis, la Academia Dominicana de la Lengua reconoció la excepcional contribución de Lantigua a las letras nacionales eligiéndolo como miembro numerario. Su ingreso oficial el dieciséis de junio de dos mil ocho, con el discurso titulado "La conducta literaria: el discurso fundacional", marcó un momento histórico para la institución. La asignación de la silla A, que perteneció originalmente al fundador y primer presidente de la Academia, Adolfo Alejandro Nouel, constituyó un honor excepcional que reflejaba la estima y respeto que sus pares sentían por su obra.
Desde esta posición privilegiada, Lantigua continuó su labor de preservación y promoción del idioma español en su variante dominicana, contribuyendo al estudio y documentación de las particularidades lingüísticas que enriquecen nuestro patrimonio cultural. Su presencia en la Academia Dominicana de la Lengua representaba un puente vital entre la tradición académica y las corrientes literarias contemporáneas.
Un Legado Literario Excepcional
La obra escrita de José Rafael Lantigua constituye un tesoro invaluable para las letras dominicanas. A lo largo de su prolífica carrera, publicó más de veinte libros que abarcan géneros diversos, desde la biografía y el ensayo hasta la poesía y las memorias. Entre sus obras más destacadas se encuentran "Domingo Moreno Jimenes, biografía de un poeta" (mil novecientos setenta y seis), trabajo pionero que rescató la figura del gran vate dominicano; "La conjura del tiempo: memorias del Hombre Dominicano" (mil novecientos noventa y cuatro), una reflexión profunda sobre la identidad nacional; y "Hacia una revalorización del ideal duartiano", que reafirma su compromiso con los valores patrios.
Sus libros más recientes, como "La palabra para ser dicha" (dos mil doce), "Un encuentro con el comandante" (dos mil dieciséis), "Temblor de Isla" (dos mil diecinueve), y "Enseres y tramoyas: crónicas con historia" (dos mil veintiuno), demuestran la vigencia de su pensamiento y su capacidad para interpretar los tiempos contemporáneos sin perder de vista las raíces históricas de la dominicanidad.
Reconocimientos y Distinciones
La excelencia de la obra de Lantigua fue reconocida a través de numerosos premios y distinciones que jalonaron su carrera. En mil novecientos setenta y seis, obtuvo el Premio Nacional de Ensayo con motivo del centenario de Juan Pablo Duarte, reconocimiento que lo consagró como uno de los grandes intérpretes del pensamiento duartiano. En mil novecientos ochenta y ocho, el Club de Prensa Extranjera le otorgó el Premio Nacional de Periodismo en la categoría Patrimonio Cultural, validando así su contribución excepcional al periodismo cultural dominicano.
El Premio de la Academia Dominicana de la Lengua (dos mil tres), el prestigioso Caonabo de Oro (mil novecientos noventa y nueve) por su labor de difusión de la literatura dominicana, y su designación como Hijo Meritorio de Moca e Hijo Adoptivo de Santiago, constituyen apenas una muestra del reconocimiento que la sociedad dominicana profesaba a este gigante de las letras.
Un Educador y Formador de Conciencias
Más allá de sus logros como escritor y gestor cultural, José Rafael Lantigua se distinguió como un educador excepcional que dedicó parte importante de su vida a la formación de nuevas generaciones. Su labor docente, desarrollada en diversos ámbitos académicos, le permitió transmitir no solo conocimientos técnicos sobre literatura y comunicación, sino también valores profundos sobre el compromiso intelectual y la responsabilidad social del escritor.
Como mentor de innumerables escritores jóvenes, Lantigua ejerció una influencia formativa que trasciende cualquier medición cuantitativa. Su generosidad intelectual y su disposición permanente para orientar y apoyar a los talentos emergentes convirtieron su figura en un referente moral para múltiples generaciones de intelectuales dominicanos.
El Guardián de la Memoria Nacional
Una de las contribuciones más significativas de José Rafael Lantigua fue su papel como guardián y difusor de la memoria histórica y cultural dominicana. A través de sus ensayos, biografías y crónicas, logró rescatar y preservar episodios, personajes y tradiciones que de otro modo podrían haberse perdido en el olvido. Su capacidad para investigar, documentar y narrar la historia patria con rigor académico y sensibilidad literaria lo convirtió en uno de los cronistas más importantes del siglo veinte y veintiuno dominicanos.
Sus trabajos sobre figuras emblemáticas como Domingo Moreno Jimenes, Juan Pablo Duarte y otros próceres de las letras y la política nacional, constituyen fuentes indispensables para comprender la evolución del pensamiento dominicano. En cada uno de estos textos, Lantigua demostró su compromiso inquebrantable con la verdad histórica y su amor profundo por la patria.
La partida física de José Rafael Lantigua representa una pérdida irreparable para la cultura dominicana, pero su legado intelectual y moral permanecerá como faro orientador para las futuras generaciones. Su vida ejemplar demuestra que es posible servir a la patria desde las trincheras de la cultura, contribuyendo a forjar una sociedad más culta, más crítica y más consciente de su identidad. En cada libro que escribió, en cada política cultural que implementó, y en cada joven talento que orientó, José Rafael Lantigua sembró semillas que continuarán floreciendo en el jardín eterno de las letras dominicanas. Su memoria será honrada
