La Hermandad Literaria que Salvó a Neruda: El Pasaporte de Asturias

Pablo Neruda

Cuando la Solidaridad Literaria Triunfa sobre la Represión

En días pasados, en el marco de funciones oficiales en Chile, se presentó una publicación conmemorativa de los Premios Nobel de Literatura de Chile y Guatemala, evento organizado por la Embajada de Guatemala y la Fundación Pablo Neruda. La ceremonia derivó en una cálida tertulia, enriquecida de poesía y anécdotas que tejieron la vida y obra de dos colosos de las letras latinoamericanas: Pablo Neruda y Miguel Ángel Asturias.

Entre los presentes se encontraba Don Miguel Ángel Asturias Amado, primogénito del Nobel guatemalteco, cuya presencia evocaba una de las historias más extraordinarias de solidaridad y hermandad que la literatura latinoamericana ha conocido. Álvaro Insunsa Figueroa, Presidente de la Fundación Pablo Neruda, resaltó la profunda amistad que los unía, recordando que aquella amistad germinó en un viaje que realizó Neruda a Guatemala en 1941, donde se conocieron y se hermanaron. El propio Neruda lo había expresado con la vehemencia que lo caracterizaba: "¡Comprendimos que habíamos nacido hermanos y casi ningún día nos separamos!".

Un Poeta Bajo Persecución

Esa amistad inquebrantable fue puesta a prueba en uno de los momentos más críticos de la vida del poeta chileno. En 1948, Neruda, entonces Senador de la República, fue desaforado y perseguido por el gobierno de Gabriel González Videla tras denunciar la represión contra los mineros. La promulgación de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, conocida popularmente como la "Ley Maldita", lo colocó en la lista de proscritos del régimen, borrando del padrón electoral a más de veintiséis mil partidarios del Partido Comunista. Esta ley fue el instrumento que forzó al poeta a una vida clandestina, obligándolo a ocultarse en diferentes refugios mientras planeaba su escape hacia Europa.

El gobierno de González Videla, quien había sido apoyado electoralmente por las fuerzas de izquierda en las que Neruda confiaba fervorosamente, traicionó los ideales que lo habían llevado a respaldar su candidatura presidencial. Una vez en el poder, González Videla comenzó a atacar violentamente los ideales del Partido Comunista, iniciando una persecución implacable contra sus miembros y simpatizantes.

El Gesto de Hermandad sin Igual

Fue entonces, en el punto de mayor peligro para su libertad, cuando Miguel Ángel Asturias le brindó un gesto de hermandad sin igual: la cesión de su pasaporte diplomático. Neruda, tras meses escondido en diferentes refugios, emprendió una travesía extraordinaria. Cruzó a caballo la Cordillera de los Andes hasta Argentina, soportando peligrosos ríos y senderos traicioneros. Durante esa travesía de marzo de 1949, el poeta casi se ahoga en el río Curringue y se cayó varias veces del caballo al ascender por los pasos andinos, como relatan quienes han reconstruido la odisea en Un fugitivo en San Martín de los Andes: Pablo Neruda.

Una vez llegado a Buenos Aires, Neruda se enfrentaba a una situación precaria. Aunque la policía argentina lo buscaba, alertada por el gobierno de Chile, el poeta gestó un audaz plan junto a su hermano literario. Ambos hombres compartían un parecido físico notable: ambos eran largos de nariz, opulentos de cara y cuerpo. En sus propias palabras, Neruda los describió con humor: se clasificaban como "chompipes", palabra indígena con que se designa a los pavos en Guatemala, siendo ambos altos y corpulentos como aquellas aves.

Portando el documento guatemalteco de Asturias, el fugitivo chileno se embarcaría a la vista de todos con una identidad falsa. Así, Pablo Neruda, el poeta proscrito, se convirtió en el ilustre escritor Miguel Ángel Asturias, logrando burlar los controles fronterizos y escapar de la persecución. Durante la travesía por ríos, fronteras y países, le llamaron "señor Asturias" una y otra vez. El poeta se convirtió, literalmente, en otro hombre, en un episodio relatado y matizado en Cuando Neruda se convirtió en Asturias.

Hacia el Exilio Europeo

Desde Montevideo, Neruda continuó su viaje rumbo a París. Sin embargo, ni siquiera en Francia estaba a salvo. La Sureté francesa lo vigilaba constantemente. Entonces, mediante la influencia de personalidades como Pablo Picasso, Paul Éluard, Louis Aragón y otros intelectuales de renombre, las autoridades francesas reconocieron la validez del pasaporte auténtico de Neruda, haciendo caso omiso de su complicada situación legal de entrada al país.

La operación del Partido Comunista para sacar a Neruda de Chile permitió que el poeta publicara su Canto General y denunciara en foros internacionales el régimen represivo de González Videla. Aunque esto no impidió que el presidente completara su mandato, influyó decisivamente en la derrota electoral de 1952, que terminó con la experiencia radical de Frentes Populares iniciada en 1938.

El Viaje Iniciático que Transformó la Poesía

El cruce de la Cordillera por los pasos andinos constituyó para Neruda un viaje iniciático, una revelación profunda que estuvo en los fundamentos de su futura poesía. Cuando recibió el Premio Nobel en 1971 en Suecia, el poeta dio una relevancia especial a aquel viaje arriesgado que lo llevó a atravesar fronteras con identidad prestada.

Recién el 12 de agosto de 1952 pudo Neruda regresar a Chile, después de tres años y medio de exilio. Aunque le fue revocada la orden de detención, no le fueron restituidos plenamente sus derechos ciudadanos. Todavía en 1958, seis años después de su regreso, Neruda reclamaba al Presidente Carlos Ibáñez del Campo la devolución de derechos a todos los chilenos que habían sido inconstitucionalmente borrados del padrón electoral.

Un Legado Compartido que Trasciende el Tiempo

La audaz travesía de Neruda a Europa, consumada bajo la identidad prestada de Miguel Ángel Asturias, no fue solo un acto de escapismo político; fue un testimonio perenne de que la hermandad literaria y la solidaridad humana pueden superar las barreras del Estado y la persecución. Al ceder su pasaporte diplomático, Asturias no solo salvó a su amigo, sino que protegió una de las voces poéticas más importantes de América del siglo veinte.

Cuando Neruda se convirtió en Asturias, no fue una metáfora, sino un episodio real en que dos identidades, dos patrias y dos futuros premios Nobel se fundieron en un solo documento de viaje. Este episodio selló su amistad no solo como un pacto personal, sino como un legado compartido que trasciende las páginas de sus libros, recordándonos que la cultura y la amistad son, en sí mismas, actos de infinita resistencia frente a la opresión y la injusticia.

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