Los Desafíos y Futuro del Colegio Dominicano de Periodistas: Un Llamado a la Renovación y Respeto

Colegio Dominicano de Periodistas

Una Institución en Busca de su Verdadera Misión

El Colegio Dominicano de Periodistas representa una de las instituciones más relevantes en la estructura gremial del país, con una responsabilidad histórica que trasciende la mera administración de afiliaciones. Desde su creación mediante la Ley 10-91 en 1991, esta organización ha sido concebida como el guardián de los valores periodísticos y los derechos de quienes dedican sus vidas a la búsqueda, obtención y difusión de la información veraz en la República Dominicana [Ley 10-91 del Colegio Dominicano de Periodistas].

Sin embargo, en los últimos años, la institución ha enfrentado una crisis institucional que pone en riesgo su imagen y su capacidad para cumplir con su misión fundamental. La falta de gestión efectiva, la ausencia de planes sociales coherentes y una evidente desconexión con las necesidades reales del gremio han minado la confianza de sus miembros. A diferencia de lo que debería ocurrir, muchos periodistas se afilian al CDP pensando únicamente en recibir una pensión estatal al aproximarse a la vejez, sin esperar beneficios inmediatos que mejoren su calidad de vida durante su etapa productiva [colegio de periodistas: anarquía destructiva].

El Legado Heroico que Debemos Recordar

La mayoría de los periodistas jóvenes desconoce la verdadera genealogía de su profesión en dominicana. El CDP que hoy existe fue construido con la participación de miembros del desaparecido Sindicato Nacional de Periodistas Profesionales, hombres y mujeres que derramaron sangre, sufrieron encarcelamientos, presiones psicológicas y despidos para defender la libertad de expresión en tiempos oscuros cuando apenas existían unos pocos medios de comunicación en el país [memoria histórica].

Figuras legendarias como Ramón De Luna, Radhamés V. Gómez, Rafael Molina Morillo, Domingo Saint Hilaire, René Fernández Almonte, Haime Thomas Frías Carela, Belgica Suárez, Carlos Manuel Estrella y muchos otros llegaron a los más altos niveles del periodismo sin haber obtenido un título universitario en comunicación social, simplemente porque las oportunidades académicas no existían en las provincias. Las redacciones de periódicos como El Caribe, La Información, Listín Diario y El Correo funcionaban como verdaderas universidades de formación periodística, transmitiendo conocimiento de generación en generación.

Es importante reconocer que el Instituto de Periodismo de la Universidad de Santo Domingo, fundado el 9 de abril de 1942 y oficializado como Escuela de Periodismo el 2 de febrero de 1953, fue fundamental para institucionalizar la formación profesional [institucionalización de la formación periodística]. En la mayoría de países del mundo, periodismo es lo que se estudia en las escuelas especializadas, algo que dominicana incorporó décadas después de que otros países lo hicieran.

El Panorama Actual y sus Complejidades

El problema actual del CDP no radica en la debilidad de los requisitos establecidos por la Ley 10-91 para ser miembro. La legislación, que define como periodista tanto al graduado universitario en Comunicación Social como a quien obtiene su sustento familiar a través de agencias y medios periodísticos, es inclusiva y democrática [la Ley 10-91 y la verdadera definición del periodista en República Dominicana: un análisis profundo]. El verdadero problema está en la deficiente gestión institucional y la falta de planes sociales coherentes que garanticen a los afiliados y sus familias el disfrute de una vida digna, como establece la letra F del artículo 3 de la misma ley.

Es cierto que se han logrado importantes reivindicaciones a lo largo de los años: facilidades para la importación de vehículos, pensiones, apartamentos y subsidios para el Comité Ejecutivo y las seccionales. Sin embargo, directivas van y directivas vienen sin exhibir logros visibles. Destaca el trabajo realizado por Olivo De León y Aurelio Henríquez, quienes en sus gestiones lograron restablecer las pensiones después de haber sido suspendidas durante aproximadamente siete años [el descalabro del Colegio Dominicano de Periodistas].

Pero hay un problema aún más preocupante: la falta de respeto de las instituciones públicas y privadas hacia el gremio periodístico. Esta desatención y marginalización afecta profundamente la moral de los profesionales y debilita la capacidad del colegio para cumplir su función de proteger a sus miembros [vergüenza propia].

La Necesidad Urgente de Renovación

El gremio periodístico dominicano requiere de un Colegio transformado, no solo en su estructura administrativa, sino en su capacidad de propuesta y acción. Se necesita una agenda reivindicativa con ejes claros: salarios dignos para los periodistas, programas de formación continua que actualicen habilidades en la era digital, y un auténtico rescate de la profesión frente a los desafíos contemporáneos.

Los reporteros necesitan sentirse respaldados por su institución gremial. Actualmente, existe una percepción generalizada de que el CDP solo apoya a la élite periodística, a los altos ejecutivos de medios o a periodistas famosos, abandonando a la mayoría de profesionales que deben tener dos o tres empleos para subsistir. Esta situación reduce su calidad de vida y les resta tiempo para actualizarse y formarse profesionalmente [los problemas del CDP].

Es imperativo implementar estrategias legales para lograr el respeto institucional, incluyendo si es necesario boicots noticiosos coordinados contra sectores que humillan la institución mediante el uso de sus influencias públicas y privadas. Asimismo, las protestas civilizadas deben convertirse en herramientas válidas de presión cuando sea necesario defender la dignidad del gremio [enganchados a periodistas y amenazas].

Las Nuevas Generaciones y su Esperanza

La reciente elección del nuevo presidente del CDP, Luis Pérez, abre una ventana de oportunidad. Si el nuevo liderazgo ejecuta adecuadamente lo que contempla la Ley 10-91 en beneficio de sus miembros, sin esperar modificaciones legislativas previas, puede contar con el apoyo decidido de la comunidad periodística. Sin embargo, si continúa por los mismos caminos de gestiones anteriores, enfrentará la crítica constructiva de quienes creemos en la necesidad de transformación institucional [movimiento dos generaciones y renovación democrática].

Es necesario motivar a las nuevas generaciones de periodistas con reivindicaciones concretas e inmediatas. La mayoría de los jóvenes profesionales, que actualmente tienen poca o ninguna conexión emocional con el CDP, se afilian pensando únicamente en beneficios futuros, sin percibir valor presente en la membresía. Esto representa una oportunidad perdida para fortalecer la institución mediante la participación activa de nuevos talentos [el Mirador].

El crecimiento del Movimiento Dos Generaciones, liderado por Aurelio Henríquez quien obtuvo el segundo lugar en las pasadas elecciones, refleja el deseo de sectores importantes del gremio por ver nuevas alternativas y enfoques. La renovación democrática dentro del CDP es saludable y debe ser respaldada como expresión legítima de la vida gremial.

Reflexión Final sobre la Profesión

Un periodista bien formado se identifica por tres elementos fundamentales: una excelente redacción, un adecuado dominio del lenguaje y un alto rendimiento profesional. Estos tres pilares funcionan adecuadamente en medios escritos, radiales y televisivos. Los medios digitales, ciertamente, demandan características adicionales y habilidades específicas para el entorno en línea.

La verdad es que con la modificación de la Ley 10-91, tal como algunos dirigentes gremiales proponen, de nada servirá una nueva legislación si no va acompañada de la ejecución de planes concretos que favorezcan el rescate integral del CDP. La ley ya establece los mecanismos mediante los cuales el colegio puede recaudar dinero y otros recursos para cumplir sus funciones. La pregunta fundamental es: ¿estamos realmente implementando estos mecanismos?

La respuesta es que apenas se está haciendo de manera mínima. El Colegio Dominicano de Periodistas tiene ante sí una oportunidad histórica para demostrar que la institución gremial no es un cadáver institucional, sino un ente vivo, dinámico y comprometido con la defensa de los derechos de quienes ejercen esta profesión en dominicana [análisis de la Ley 10-91]. La renovación no es opcional; es imperativa para salvaguardar la credibilidad y la relevancia de una institución que tiene raíces profundas en la lucha histórica por la libertad de expresión en nuestro país.

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