Una vocación que trasciende lo profesional
En una entrevista íntima en el Café de Diario 55, Monseñor Andrés Amaury Rosario Enríquez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santiago, compartió los detalles más emotivos de su llamado episcopal, resaltando la profunda dimensión espiritual de su designación. El prelado, que fue ordenado obispo el 20 de septiembre de 2025 en el Salón Multiusos de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, se ha convertido en símbolo viviente de fe y compromiso pastoral para los dominicanos (Andrés Amaury Rosario asume obispado auxiliar).
El misterio del llamado divino
Todo inició con una llamada inesperada desde la Nunciatura Apostólica. Su primera reacción fue dirigirse a la capilla y preguntar a Dios: "¿Por qué a mí?" Durante quince días guardó silencio, continuando su rutina en el seminario sin revelar su inminente nombramiento. Este período de introspección le permitió reflexionar sobre la magnitud de la misión que se avecinaba.
"Esto no es algo profesional, es algo que va más allá. Cuando uno comprende que no es obra de uno, sino obra de Dios", expresó Monseñor Rosario al reflexionar sobre su vocación. Esta comprensión de la gracia divina define la esencia de su ministerio, enraizado en la convicción de que Dios actúa a través de sus servidores.
Nacido en Tamboril, provincia de Santiago, el 23 de septiembre de 1976, Monseñor Rosario ha dedicado su vida a la Iglesia desde su ordenación como sacerdote el 24 de febrero de 2007. Su formación académica incluye licenciaturas en Filosofía y Teología Espiritual, así como un diplomado en Formación Sacerdotal obtenido en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Durante años, ejerció como rector del Seminario Menor San Pío X y administrador de la parroquia Santos Ángeles Custodios, sembrando vocaciones y acompañando pastoralmente a sus fieles (Biografía de Monseñor Andrés Amaury Rosario Henríquez).
Pilares de un ministerio transformador
El obispo auxiliar definió su labor episcopal en cuatro pilares esenciales: escuchar, cercanía, discernimiento y actuar. Quiero que la feligresía me recuerde como alguien que pasa haciendo el bien, cercano, que escucha y acompaña, manifestó con humildad durante sus primeras declaraciones públicas.
Estos principios no son meros eslóganes, sino compromisos concretos con el pueblo dominicano. Durante la eucaristía de su ordenación episcopal, Monseñor Rosario planteó prioridades claras que guiarán su ministerio:
- La formación sacerdotal inicial y continua como apoyo fundamental del presbiterio
- La pastoral familiar, llamada a ser cuna de valores y transmisora de fe
- La pastoral adolescente y juvenil, que reclama creatividad y respuesta institucional
- La catequesis y el fortalecimiento de grupos apostólicos como cimientos de la misión evangelizadora
- Una Iglesia cercana al dolor, la soledad y la fragilidad de las personas
Estamos llamados a ser presencia que escucha, que consuela y que abraza con esperanza, afirmó con convicción (Monseñor Andrés Amaury Rosario asume obispado).
El significado de una fecha especial
El 23 de septiembre, fecha en que se anunció públicamente su designación, tiene para él un valor sentimental profundo. Coincide con el aniversario de la muerte de su padre, a quien acompañó en sus últimos momentos hace dos años. Esta coincidencia subraya cómo Dios teje los eventos de nuestras vidas de manera que trasciende nuestra comprensión limitada, convirtiendo momentos de dolor en oportunidades de gracia y renovación espiritual (Padre André Amauri Rosario designado obispo auxiliar).
Semana Vocacional: un llamado a los jóvenes dominicanos
En el marco de la Semana Vocacional de la Arquidiócesis de Santiago, Monseñor Rosario subrayó una verdad fundamental: no hay crisis de vocación, hay crisis de respuesta, porque Dios sigue llamando. Esta afirmación revitaliza la esperanza en una sociedad donde muchos jóvenes se sienten perdidos o desconectados de su propósito espiritual.
Durante la jornada vocacional se realizan adoraciones, eucaristías con énfasis vocacional, visitas a centros educativos y un jubileo vocacional, estrategias diseñadas para que los jóvenes entren en contacto directo con la palabra de Dios y reconozcan su llamado personal (La vocación es un misterio y un salto de fe).
La vocación es un misterio y un salto de fe, afirmó, invitando a los jóvenes a cuestionarse: "¿Qué quiere el Señor de mí? ¿Para qué me llama?" Estas preguntas fundamentales no pretenden generar ansiedad, sino alentar el discernimiento profundo sobre el propósito de vida que cada joven dominicano puede encontrar en su conexión con Dios.
Desafíos contemporáneos y respuestas pastorales
Entre los principales desafíos que enfrentan los jóvenes mencionó la crisis familiar, la influencia de múltiples ofertas sociales y la falta de acompañamiento espiritual genuino. En una era de distracciones constantes y presiones sociales, los adolescentes y jóvenes requieren mentores que los guíen hacia la verdadera comprensión de su dignidad como hijos de Dios.
Monseñor Rosario sugirió como pasos concretos de discernimiento la oración constante, el acompañamiento sacerdotal personalizado, la participación en actividades parroquiales y la lectura meditada de la Palabra de Dios. La Arquidiócesis busca crear una verdadera cultura vocacional que integre a familias, jóvenes y comunidades eclesiales en el proceso de descubrir el llamado de Dios (Semana de vocación juvenil).
Formación continua y retos pastorales
Al abordar los desafíos de la formación sacerdotal, Monseñor Rosario explicó: Uno nunca termina de formarse. Mi pasión es la psicoespiritual, y he aprendido que no se puede quedar solo con lo teológico o filosófico. Esta apertura a la integración de disciplinas diversas refleja un enfoque moderno y sensible a las necesidades emocionales y espirituales de las personas.
En relación con las críticas contemporáneas sobre la formación del clero, señaló: No hay que verlo como una amenaza, sino como un desafío para crecer. Hay que valorar el esfuerzo de cada quien por profundizar. Esta actitud de apertura y aprendizaje continuo caracteriza a un líder religioso verdaderamente comprometido con la excelencia y la relevancia pastoral.
También reconoció la complejidad de predicar en tiempos actuales: Hoy es más desafiante porque los feligreses están más preparados; han leído, meditado y escuchado múltiples comentarios. Predicar requiere preparación, organización y oración. Esta realidad invita a la Iglesia a profundizar en su mensaje, asegurando que sea pertinente, bien fundamentado y capaz de resonar con mentes activas y cuestionadoras (El papa León XIV nombra obispo para República Dominicana).
Un mensaje de esperanza para la nación
Desde el corazón de Santiago de los Caballeros, ciudad que ha sido cuna de grandes figuras religiosas y civiles de la República Dominicana, Monseñor Rosario extiende un mensaje que trasciende las paredes del seminario o la catedral. Su llamado es a toda la sociedad dominicana, especialmente a los jóvenes que buscan significado en sus vidas.
Con la asunción de su cargo como obispo auxiliar bajo el lema "Por la gracia de Dios soy lo que soy", Monseñor Andrés Amaury Rosario Enríquez se posiciona como un pastor que escucha, que acompaña y que consuela en medio del dolor y la soledad del pueblo dominicano. Su compromiso es caminar junto a las comunidades en cercanía, siendo signo de comunión y unidad en la arquidiócesis y en la Iglesia universal.
Que el Señor les conceda paz y fuerza, y no olviden buscar en Él, refugio y fortaleza, concluye con un mensaje que resuena como invitación permanente a redescubrir la fe en tiempos de incertidumbre. En la voz de Monseñor Rosario, la Iglesia Católica dominicana continúa su misión de alentar a una nación entera a encontrar en la vocación espiritual la respuesta a sus preguntas más profundas.
Referencias usadas en Artículo
- [República Dominicana: Mons. Andrés Amaury Rosario asume obispado auxiliar con
