Millares de seres humanos vivían apaciblemente y se alimentaban básicamente de los productos del mar y de la tierra.
La isla de Haití, como la conocían los aborígenes antes de 1492, estaba habitada por una raza aborigen cuya distinción era que no tenían un arraigado espíritu guerrero con excepción de alguna tribu que mantenía los ancestros de otras razas de islas vecinas.
Millares de seres humanos vivían apaciblemente y se alimentaban básicamente de los productos del mar y de la tierra.
Las poblaciones costeras y las mediterráneas aprovechaban lo que con sus escasos conocimientos podían sacar beneficio, se ayuntaban, procreaban y crecían en un ambiente alterado por los huracanes tropicales en su temporada de verano y terremotos muy catastróficos que afectaban las rústicas estructuras de sus débiles viviendas.
Pero la vida de los nativos les cambió para siempre con la llegada del Almirante y sus tropas conquistadoras a quienes se les había prometido riquezas y grandezas en unterritorio virgen que de repente comenzó a conocer enfermedades epidémicas desconocidas en la isla. La lujuria se desató en hombres que tenían varios meses navegando.
Se apoderaban de las indígenas a su mejor parecer. Y luego se aprovechaban de las negras africanas que llegaban esclavizadas de su continente.
Con las ambiciones desatadas de las autoridades españolas y sacando sus más oscuros deseos de buscar ventajas en una isla que perdió sus riquezas visibles en poco tiempo después del auge aurífero momentáneo y caída de las plantaciones en especial la producción de azúcar, tabaco y cacao, la vida de la colonia se contrajo y las poblaciones se estancaban.
Tan solo las de la costa norte lograban grandes beneficios con el contrabando para romper las ataduras ilógicas que la corona española impuso a las exportaciones con severas restricciones para la llegada de navíos al puerto de Santo Domingo.
Ya para 1586, después del saqueo del Drake a Santo Domingo, las autoridades españolas estaban estremecidas del desastre económico y político. Una serie de personajes reales que no abandonaron la isla le daban rienda suelta a sus pasiones.
Al desaparecer la raza indígena comenzó el negocio de traer esclavos negros de África.
Con lo poco del remanente de la raza indígena junto a los españoles se sembró la simiente de la raza dominicana. En Cuba y Puerto Rico la hispanidad se mantuvo más preservada en sus orígenes, sin la mezcla que nos dio la razón de ser de los dominicanos.
En el occidente de la isla, la pureza étnica de los orígenes africanos, se impuso por encima de cualquier otra condición racial.
Al consumarse las devastaciones de Osorio en 1606, la población de la colonia se redujo de manera notable y la costa norte quedó despoblada, así se abrieron las puertas para que los corsarios invadieran la isla de la Tortuga.
En1630 habían ocupado la isla estableciendo su gobierno dirigido por los franceses. Los terrenos abandonados de la costa norte se fueron repoblando de bucaneros y aprovechaban las reses abandonadas y cultivos abundantes que no había quien los cosechara.
Las ciudades devastadas por Osorio volvieron a cobrar vida en mano de los franceses y así Bayajá se convirtió en Fort Liberte y La Yaguana en Leogane. Puerto la Paz fue luego Puerto Príncipe.
Los españoles se dieron cuenta de su torpeza. Al ver el progreso de la colonia francesa en el oeste se avergonzaron de su indolencia y comenzaron a fundar poblaciones en el corazón de Guaba de lo que sería luego Haití con inmigrantes traídos desde Las Canarias.
Tales poblaciones fueron Hincha, San Rafael de la Angostura, San Miguel de la Atalaya y Las Caobas pretendiendo atajar el progreso francés.Repoblaron con inmigrantes canarios al resto de la colonia española.
Los españoles prosiguieron con sus intercambios comerciales irregulares con la colonia francesa que superaba en prosperidad a la española y continuaron abasteciéndola de pieles, carnes, tabaco y otros productos del agro.
Ya para 1687 se firmó el acuerdo de Ryswick, mediante el cual España le cedía a Francia una porción de la parte occidental de la isla Española dándole patente de legalidad a esa ocupación.
Desde ese momento se sembraron las bases para la destrucción en 1800 de la colonia francesa dando nacimiento del Estado haitiano, previa cesión del oriente de la isla a Francia mediante el tratado de Basilea en 1795. Con el tratado de Aranjuez en 1777 se fijaron los límites que provisionalmente existían desde 1687.
Fue en 1802 cuando los franceses, cuya representación eran las tropas haitianas comandadas por Toussaint, ocuparon la parte oriental. Y en 1804 Haití proclamó su independencia de Francia, previamente había llevado a cabo una operación limpieza étnica, degollando y masacrando a todos blancos que tuviesen propiedades en su territorio.
Fue una horrenda campaña de exterminio matando y quemando las fincas. Desde entonces se impuso constitucionalmente que ningún blanco podía ser propietario en Haití y que la isla era una e indivisible.
(** Note: This article was migrated from a legacy system on 7/15/2023)