El pionero del comercio electrónico aspira a escribir otro capítulo de su revolución de las ventas al por menor
Hace cinco años Amazon comenzó a elaborar un proyecto secreto: cómo eliminar las colas en las cajas de las tiendas. Los ejecutivos de Amazon razonaron que básicamente la mayoría de los otros aspectos de las compras físicas se habían perfeccionado, excepto una cosa: a nadie le gusta hacer colas.
El resultado de ese proyecto es Amazon Go, una tienda futurista de productos básicos donde cientos de cámaras instaladas en el techo siguen a los compradores y un algoritmo analiza todos sus gestos y prepara su recibo a su salida. Amazon lo llama “comprar y salir”, porque no hay caja ni cola, sólo torniquetes como los del metro.
La tienda, que ha estado en pruebas desde diciembre de 2016 y abre al público este lunes, representa el esfuerzo más provocador de Amazon por remodelar el futuro de las ventas al por menor en tiendas de cemento y ladrillo.
Instalada en la planta baja en el centro del campus de Amazon en Seattle, la tienda tiene carteles en las vitrinas que anuncian la experiencia de compras “Just Walk Out” (Simplemente salga). Para enfatizar este punto, cada recibo viene con un “reloj marcador” para que los compradores puedan ver exactamente cuántos segundos les tomó comprar su mercancía. Los artículos en venta son parecidos a los que se encontrarían en una tienda delicatessen o una tienda de barrio, con una cocina en la tienda que prepara sándwiches y ensaladas frescas.
Aunque se fundó exclusivamente como librería en línea, el agresivo empuje de Amazon en el campo minorista físico ha sorprendido — y alarmado — a muchos de sus competidores. La empresa hoy opera 13 librerías de cemento y ladrillo, varios puntos de recogida de comestibles y, desde su adquisición de Whole Foods el año pasado por US$13.7 mil millones, cientos de tiendas Whole Foods a través de EEUU.
Sin embargo, la complejidad del diseño de la tienda Amazon Go quiere decir que por el momento es más bien un concepto experimental que una tecnología bien desarrollada que se pueda implementar fácilmente y a bajo costo.
Dilip Kumar, quien supervisa la tecnología detrás de la tienda Amazon Go, explica que la tienda utiliza visión computarizada — el techo está cubierto de cientos de cámaras de vídeo — para determinar lo que escogen los compradores.
El Sr. Kumar apunta a las cámaras que casi cubren el techo, y explica que el algoritmo las utiliza para determinar cuál cliente se lleva cuáles productos. También hay sensores de peso en las estanterías de la tienda, pero éstos no son tan útiles porque hay artículos diferentes que pueden pesar lo mismo, como los diferentes sabores de yogur.
Explica que una de los momentos más difíciles de dominar para el algoritmo es cuando la tienda se llena. “Es mucho más complejo cuando hay 50 personas recogiendo múltiples artículos o echándoles un vistazo”, dice. “Se ocluyen, o se ocluyen unos a otros, o se ocluyen los artículos, y los artículos son pequeños”.
Durante el año pasado, el equipo tecnológico ha ido mejorando el algoritmo para entrenarlo a manejar estos escenarios, incluso cuando los clientes cubren un artículo parcialmente con la mano cuando lo toman del estante.
Para ayudar a facilitar la identificación, ciertos artículos en la tienda como los sándwiches tienen también un código de color especial en la parte superior, parecido al código de barras, pero diseñado con círculos y diamantes que hacen que sea más fácil para que las cámaras lo lean a la distancia.
Aunque el Sr. Kumar juró que la tecnología era “muy, muy precisa”, se negó a especificar cuándo la empresa abriría otras tiendas Amazon Go.
El Sr. Kumar también dijo que la empresa “no tiene planes” de introducir ‘compras sin cajas’ en ninguna de las tiendas Whole Foods, ni en las librerías Amazon.
No obstante, en el año cuando Amazon reveló por primera vez los planes de reinventar la tienda de comestibles con Amazon Go — y después de adquirir Whole Foods el verano pasado — sus rivales se han apresurado a invertir en tecnologías similares en su batalla por una cuota del mercado estadounidense de comestibles de US$800 mil millones.
Algunas de estas movidas ya se están materializando. Por ejemplo, Kroger, la mayor cadena de supermercados de EEUU, está inaugurando su propia experiencia libre de cajeros este año. Quienes visiten un supermercado Kroger podrán escanear los códigos de barra de los alimentos en sus celulares mientras caminan por los pasillos, y pagar en una máquina de autopago al salir de la tienda. La empresa dice que inaugurará esta tecnología en 400 de sus más de 2,700 tiendas en 2018.
Walmart, que deriva de los alimentos más de la mitad de sus casi US$500 mil millones de ventas anuales, está probando una experiencia de compras de comestibles sin cajeros en lugares como Dallas y Orlando. La compañía dice que, para fines de este mes,100 de sus supermercados permitirán que los clientes compren comestibles a través de una aplicación de teléfono celular, solamente interactuando con un ser humano cuando muestran su recibo digital a un empleado antes de salir por la puerta.
Doug McMillon, director ejecutivo de Walmart, ha prometido utilizar más tecnología en las tiendas desde que asumió el mando en 2014. “En todo el mundo”, dice, “la gente quiere ahorrar dinero y quiere ahorrar tiempo”.
(** Note: This article was migrated from a legacy system on 7/15/2023)