El agro dominicano en alerta: Sánchez Roa advierte sobre daños catastróficos de la tormenta Melissa
Santo Domingo, República Dominicana. El fenómeno natural que azotó las regiones agrícolas del sur del país ha puesto en evidencia la urgencia de acciones contundentes para salvaguardar uno de los sectores más vitales para la economía y la soberanía alimentaria dominicana. El agrónomo Adriano Sánchez Roa, secretario de Asuntos Agropecuarios del Partido de la Liberación Dominicana, ha alertado que las pérdidas ocasionadas por la tormenta Melissa superan los RD$2,000 millones, cifra que refleja la magnitud de la crisis que enfrenta el sector productivo rural.
Cuando las aguas se vuelven enemigas del trabajo campesino
Durante su intervención en el programa Propuesta de la Noche, conducido por el periodista Manuel Jiménez a través de Teleimpacto, Sánchez Roa enfatizó una realidad que todo dominicano debe comprender: aunque las precipitaciones son tradicionalmente aliadas del trabajo agrícola, la intensidad de las lluvias de estos últimos días, sin una infraestructura rural adecuada, se ha transformado en un desastre que destruye caminos, cosechas y esperanzas. Las provincias de Barahona, San José de Ocoa, Peravia, Azua y San Cristóbal han sido las más severamente afectadas, con colapsos en los caminos vecinales e interparcelarios que impiden a los productores trasladar sus frutos hacia los mercados. La situación se agrava cuando comunidades completas quedan incomunicadas, aisladas del comercio y la asistencia técnica que requieren en estos momentos críticos.
Cosechas perdidas: El café y el aguacate bajo la devastación
El café, ese producto noble que ha representado durante generaciones la capacidad productiva de nuestro sur, ha sido golpeado implacablemente. Las estimaciones indican que más de 4,000 quintales de café se han perdido en las zonas cafetaleras del sur dominicano. Sánchez Roa explicó el mecanismo de esta tragedia: la saturación del terreno y la penetración del agua en los granos los hizo más pesados, provocando que se desprendieran antes de tiempo, cuando se encontraban en plena maduración. "Melissa encontró las zonas cafetaleras con el café en plena maduración. El agua hizo el resto del trabajo: lo tumbó todo", expresó el líder agrario, evidenciando la crudeza de la situación. Las plantaciones de aguacate han corrido con similar suerte. Las zonas productoras de Ocoa, Manaclá, Matadero, Baní y San Cristóbal, que ya venían reclamando mantenimiento en los caminos agrícolas antes del paso de la tormenta, han visto destruidas cosechas que representaban años de trabajo y dedicación.
Recomendaciones urgentes para salvaguardar lo que queda
El agrónomo insistió en acciones inmediatas que el Estado debe implementar. Propone que el Gobierno asuma las pérdidas de los productores mediante compensación económica directa. Para los caficultores, sugiere el pago del valor de su producción perdida, eliminando deudas con el Banco Agrícola o realizando entregas de dinero a través del Instituto del Café. Paralelo a esto, recomendó el despliegue urgente de brigadas agrícolas para rescatar lo que aún se pueda recuperar de las cosechas afectadas. "Es urgente que el Gobierno vaya a salvar lo que quedó. No todo está perdido, pero el tiempo es determinante", enfatizó Sánchez Roa.
Oportunidad en la crisis: Aprovechar la humedad para la siembra
Lejos de rendirse ante la adversidad, Sánchez Roa plantea una estrategia de transformación: aprovechando la humedad del suelo generada por las intensas precipitaciones, es posible implementar un plan operativo inmediato de siembra que garantice una producción estable durante los meses de sequía que se aproximan entre diciembre y abril. "Si se actúa ahora, podemos transformar el daño en una oportunidad. Pero si se deja pasar el tiempo, en febrero estaremos hablando de escasez y alza de precios", advirtió con perspicacia el dirigente peledeísta.
Deudas históricas que asfixian al sector
Un obstáculo estructural que agrava la situación es la deuda acumulada que el Ministerio de Agricultura mantiene con los productores. Sánchez Roa denunció que esta deuda supera los RD$1,800 millones, incluyendo pagos pendientes a proveedores de cebolla, habichuelas, servicios de preparación de tierra y programas de invernaderos que datan de hace tres años. "No se puede pedirle a un productor que siga sembrando si el Gobierno le debe dinero desde hace tres años. Eso es una irresponsabilidad", criticó con claridad el agrónomo. Más allá de las deudas, existe otro problema crítico: la falta de personal técnico en el Ministerio. Sánchez Roa señaló que Agricultura tiene más de 600 plazas vacantes, con provincias donde deberían laborar 70 técnicos y apenas quedan 20. Esta carencia dificulta enormemente la planificación y la asistencia directa a los productores en el terreno.
| Aspecto | Situación |
|---|---|
| Daños totales estimados | RD$2,000 millones |
| Quintal de café perdidos | +4,000 |
| Deuda del Ministerio | RD$1,800 millones |
| Plazas vacantes en Agricultura | +600 |
El sector arrocero: Una crisis de mayor profundidad
La tormenta Melissa ha evidenciado problemas más profundos en el sector arrocero dominicano. Sánchez Roa lo calificó como "en crisis profunda", explicando que a pesar de los avances logrados durante la gestión del expresidente Danilo Medina, la improvisación ha provocado una caída sostenida en la producción y un aumento desproporcionado en los precios. El descenso del consumo de arroz en los últimos años y el marcado aumento en el precio del saco reflejan no solo un problema coyuntural sino una crisis estructural que afecta la seguridad alimentaria nacional. Agregó que el Gobierno ha tenido que recurrir a importaciones de arroz a gran escala para suplir el déficit local, situación sin precedentes que evidencia la necesidad de reorientar el rumbo de la política agrícola e impulsar la autosuficiencia alimentaria dominicana.
Un llamado patriótico a la acción
El secretario de Asuntos Agropecuarios del PLD hizo un llamamiento directo al presidente Luis Abinader para que "deje de hacer política con el campo y empiece a gobernar para los productores". En tiempos de crisis, la política coyuntural debe ceder paso a la responsabilidad estatal y la visión de largo plazo. Frente a la adversidad, el pueblo dominicano ha sabido levantarse y responder con solidaridad, resiliencia y coraje. La tormenta Melissa no ha sido simplemente un fenómeno meteorológico; ha sido un espejo en el que se refleja la vulnerabilidad de nuestro sector agrícola y la urgencia de transformaciones profundas. Los dominicanos que trabajan la tierra no piden favores políticos; piden que se honren los compromisos, que se inviertan en infraestructura [Plan Nacional de Infraestructura], que se pague lo que se debe, que haya técnicos en el terreno y que se elaboren políticas pensadas en la productividad y la equidad. Las lluvias de Melissa pueden convertirse en una bendición si se responde con rapidez, apoyo técnico y recursos genuinos. De lo contrario, se convertirán en una nueva tragedia rural que profundizará la vulnerabilidad de quienes alimentan a nuestra nación.
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