La defensa de la identidad cultural: Rechazo a la modificación de la Plaza de La Marchanta en Santiago

Plaza de La Marchanta

Un símbolo cultural en riesgo

La Plaza de La Marchanta, emblema vivo de la identidad santiaguesa, se encuentra en el centro de una controversia que divide a la comunidad de Santiago de los Caballeros. Los planes anunciados por la alcaldía para modificar este espacio público, que representa la tradición y el legado de cientos de mujeres trabajadoras, han despertado una ola de rechazo que traspasa fronteras sociales, políticas y culturales.

La marchanta: guardianas de una tradición

Las marchantas de Santiago constituyen mucho más que vendedoras de productos del campo. Durante décadas, estas valientes mujeres han simbolizado el espíritu emprendedor, la dignidad y la responsabilidad que caracteriza al pueblo dominicano. Desde la madrugada, bajo la lluvia o el ardiente sol, recorrían las calles de la ciudad transportando en sus fieles burros los productos que alimentaban a miles de familias santiaguesas aún viven de modalidad de ventas en burros.

Con sus pregones tradicionales, las marchantas llevaban plátanos, yuca, batatas, guineos, verduras frescas, frutas tropicales y otros productos de la agricultura local a las puertas de las casas. Actuaban como verdaderos supermercados ambulantes, cumpliendo una función económica y social fundamental para la ciudad. Aunque hoy quedan apenas algunas de estas trabajadoras, como reliquias históricas, su legado permanece grabado en el corazón de cada santiaguero auténtico.

En reconocimiento a su invaluable aporte a la vida comunitaria y al desarrollo de Santiago, el entonces alcalde José Enrique Sued decidió perpetuar su memoria mediante la construcción de la Plaza de La Marchanta ayuntamiento hace perenne la existencia de las marchantas con un monumento. Inaugurada en marzo bajo la gestión de Sued y ubicada en la emblemática avenida Juan Pablo Duarte, esta plaza se convirtió en un monumento vivo que honra a todas aquellas mujeres que dedicaron sus vidas al comercio ambulante y al bienestar de sus comunidades.

Las voces de preocupación

Recientemente, la Alcaldía de Santiago anunció la firma de un acuerdo interinstitucional de apadrinamiento con la empresa Marchanta RD, S.R.L., representada por el arquitecto Raylin Ariel Díaz Suárez, para integrar este espacio al plan de remozamiento de la avenida Juan Pablo Duarte. El anuncio incluía un diseño preliminar que contemplaba la colocación de medias esferas o pelotas cortadas por la mitad en el área.

Esta propuesta inicial fue ampliamente cuestionada por múltiples sectores de la sociedad. Comunicadores, ciudadanos, profesionales del ámbito cultural y representantes del Concejo Municipal manifestaron su preocupación respecto a que estas intervenciones podrían desnaturalizar la esencia de la Plaza de La Marchanta y desdibujar el significado cultural que representa símbolo de Santiago de los Caballeros.

El regidor Alexander Germoso, del partido Opción Democrática, fue uno de los voceros principales en expresar estas inquietudes. En la sesión del Concejo, Germoso explicó que tras la controversia generada, se aclaró que el diseño preliminar fue únicamente una idea inicial y que la comisión de cultura fue designada para coordinar con la administración municipal y reflexionar sobre el futuro del espacio.

Redefiniendo el remozamiento

El convenio público-privado establece un marco de cooperación mediante el cual Marchanta RD se compromete a gestionar padrinos y aportes económicos, materiales o en servicios destinados al embellecimiento urbano y mantenimiento de las áreas verdes en la avenida Juan Pablo Duarte, especialmente en la rotonda de La Marchanta y zonas periféricas como la Plaza Charo.

Por su parte, el ayuntamiento reconocerá la participación de la empresa como parte del programa de padrinazgo municipal. Sin embargo, la comunidad reclama que cualquier intervención en este espacio debe respetar la identidad cultural y el propósito original que motivó su creación.

La vigencia de una lucha cultural

Empresarios, gestores culturales, académicos y comunicadores que aman verdaderamente a Santiago de los Caballeros han hecho un llamado claro: las necesidades prioritarias de la ciudad requieren enfoque en la organización del tránsito, la recolección de basura, la construcción de obras de beneficio social, la infraestructura vial y la inversión en arte, deporte y cultura. Cualquier remodelación debe fortalecer, no debilitar, los símbolos que identifican a esta noble ciudad.

La Plaza de La Marchanta representa un patrimonio intangible que merece ser preservado con el máximo respeto. En una época donde la globalización amenaza con homogeneizar nuestras identidades, espacios como este sirven como anclas de nuestra historia y tradición. Los diseños deben complementar y realzar el valor simbólico existente, nunca alterarlo.

La comunidad santiaguesa ha demostrado que está atenta y que defiende fieramente lo que considera suyo. Este nivel de participación ciudadana, esta reflexión colectiva sobre qué tipo de ciudad queremos construir y preservar, es un acto de verdadero patriotismo. Las voces que se alzan hoy por la integridad de la Plaza de La Marchanta no buscan detener el progreso, sino asegurar que ese progreso respete y valore las raíces profundas de la identidad dominicana.

Mientras se continúan las coordinaciones entre la Alcaldía, los representantes del Concejo y los sectores de la sociedad civil, la esperanza de que se encuentre una solución que honre tanto el legado de las marchantas como las aspiraciones de modernización de Santiago permanece vigente. La ciudad merece un remozamiento que celebre, no que olvide, quiénes somos.

Referencias usadas en Artículo


__
Nuestro portal, La Tierra de Mis Amores, se dedica a resaltar y promover los valores, virtudes y la identidad del pueblo dominicano. Nos enfocamos en noticias positivas y en artículos evergreen que, lejos de ser superficiales, aportan a la construcción de un valioso y duradero banco de información histórica sobre nuestra querida Quisqueya.

Exit mobile version