La Zurza apuesta a la cultura para mejorar su situación

La mayoría de los proyectos de este barrio están enfocados en la conservación del medio ambiente y en el desarrollo cultural de los jóvenes para su crecimiento

La mayoría de los proyectos de este barrio están enfocados en la conservación del medio ambiente y en el desarrollo cultural de los jóvenes para su crecimiento

Desde potenciar la creatividad, hasta fortalecer el compromiso emocional con uno mismo, durante siglos se ha comprobado el impacto positivo del arte en nuestras vidas. Sobre todo a temprana edad, donde vamos creando nuestra personalidad.
Fue esa la oportunidad que aprovechó La Casa de la Cultura de La Zurza, para convertirse en un espacio artístico donde los niños y jóvenes del sector son formados en varias disciplinas culturales, talentos que han llegado a brillar en escenarios tan importantes como el Teatro Nacional o el Palacio de Bellas Artes.

La Zurza ha sido considerada como uno de los barrios con mayor potencial artístico de la periferia del río Ozama, según cuenta Gabriel Pimentel García, presidente de La Casa de la Cultura, quien reconoce en las artes “la mayor oportunidad para desarrollar la comunidad” y destaca que sus estudiantes van tras un único objetivo, que es justamente el lema del centro: cambiar la imagen del sector.

Desde hace nueve años, en esta comunidad que tiene aproximadamente 45 mil habitantes, este espacio de formación artística ha recibido a cientos de jóvenes que han sido reformados y cuyos cambios han sido de tal impacto que han llegado a participar en varios concursos, obteniendo primeros lugares en su mayoría.

“La Casa de la Cultura nació de la necesidad que había en el sector de ocuparle el tiempo de ocio a los jóvenes con trabajos culturales y artísticos para que evitaran caer en problemas, pero también nos dimos cuenta de que aparte de eso esta era la ocasión para darles a conocer otros temas como los valores humanos y temas cívicos”, cuenta Pimentel García.

Afirma en ese sentido que “además de trabajar con las disciplinas básicas del arte, como danza, percusión, teatro, elaboración de artesanía de materiales reciclados, canto, y manejo de cuerdas, también nos enfocamos mucho en que conozcan la importancia de los valores para triunfar”.

Pimentel García asegura que los jóvenes de este barrio están conscientes de que “para alcanzar el éxito de nada sirve tener talento sin disciplina”. Una de las cosas que más le llena de orgullo fue haber participado en los premios del Centro Atabey de este año, donde fueron parte de la apertura de la actividad.

Preservación del medio ambiente 
Este centro forma parte de las 31 organizaciones que hacen vida en la comunidad, entre las que se encuentran juntas de vecinos, clubes deportivos y comités comunitarios.

Una de estas que también sobresale por su impacto en el barrio, es la Fundación de Saneamiento Ambiental La Zurza (Fundsazurza), que procura llevar a cabo un plan estratégico de desarrollo comunitario enfocado en la preservación del medio ambiente, con charlas sobre el tema, o acciones como la recolección de basura con fines de reciclaje, talleres sobre la importancia del buen manejo de los desechos sólidos, entre otros.

La fundación nació en 1994, con el objetivo de llevar a los 1.6 kilómetros cuadrados de La Zurza programas de salud comunitaria, saneamiento ambiental y control de los residuos sólidos, sobre todo en las zonas más vulnerables del sector, apoyado en la implementación de programas y proyectos de desarrollo, teniendo como eje principal la renovación del tejido urbano barrial, con la consolidación del suelo, tomando en cuenta los recursos naturales, paisajísticos y culturales del barrio, informa Germán Herrera, director ejecutivo de la entidad que reúne a 17 de las 31 organizaciones del barrio.

Asimismo, esta fundación trabaja por el fortalecimiento socio-organizativo con equidad de género y la promoción de programas y proyectos de mejoramiento de la calidad de vida de los pobladores, como “La Zurza sí puede”, un proyecto que busca el desarrollo inclusivo tanto económico como social.

Este proyecto, que se comenzó a implementar en 2012, está establecido en el Plan Estratégico de La Zurza, coordinado por Fundsazurza y la Coordinadora de Organizaciones de La Zurza (Coodezurza). Por la labor que ha venido desempeñando desde entonces, enfocadas sobre todo en la salud comunitaria y la educación de género; saneamiento ambiental; educación ciudadana y empoderamiento juvenil; fomento del empleo y el crédito; programas de adultos mayores y de prevención del embarazo en adolescentes, han recibido premios de importantes entidades como el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el Ayuntamiento del Distrito Nacional, la Embajada de Canadá y la Fundación Atabey, entre otras.

Fundsazurza no solo se ha limitado a crear proyectos a favor del medio ambiente para la comunidad, sino que también cuenta con un espacio cultural donde todo el que desee puede ir a aprender a crear artesanías con materiales reciclados. Desde cartones, hasta cáscaras de huevo, todo lo que se considera basura, pero se puede reutilizar, pasa por las manos de algunos de los 600 aprendices de artesanía del sector para producir una verdadera obra de arte.

“Procuramos que la reserva natural que todavía nos queda en nuestro barrio se mantenga limpia y en buen estado. Por eso desarrollamos varios planes para evitar la contaminación y educar a la gente sobre cómo manejar los residuos sólidos, desde el punto de vista del reciclaje”, dice Pimentel García.

En La Zurza también existe un refrescante lugar que, pese a las deplorables condiciones de la zona, sirve de relajante para sus visitantes. Se trata de un manantial ubicado en las márgenes del río Isabela, próximo a los barrios Capotillo, Cristo Rey y Villas Agrícolas.

El balneario cuanta con tres pozas naturales, cuyas aguas fluyen desde lo más profundo de la tierra, llegando a la superficie todavía como un manantial de aguas de profundo azul.

El origen de este barrio capitalino

Según el líder comunitario Emiliano Vizcaíno, La Zurza formaba parte de Los Potreros de Venturita, comúnmente llamado a los terreros de Buenaventura Peña Cifré, abogado y urbanista, de ascendencia española, muy relacionado con la familia Trujillo. En 1948, cuando Rafael Leonidas Trujillo se interesa por construir el Ensanche Espaillat y el Mejoramiento Social, había que desalojar a los que residían en esas zonas. Para reubicar a los desalojados se les ofreció como incentivo madera, zinc y un terreno de los que poseía Buenaventura Peña Cifré. A estas personas las ubicaron en la parte norte, cercana al río Isabela. Estos terrenos eran muy accidentados, poco cultivables, con muchas cañadas; no obstante, algunos de sus recientes pobladores aprovecharon la zona menos problemática y húmeda para sembrar. Ahí fue donde fueron a ir los primeros habitantes del sector. Al mismo tiempo que se desarrollaba el barrio, iban creándose otros como Los Manguitos y Los Coquitos. Actualmente este barrio cuenta con casi 45 mil habitantes.

Image  

(** Note: This article was migrated from a legacy system on 7/15/2023)

Exit mobile version