En ocasiones los norteamericanos cuando vienen en condición de azafatas se maravillan con esta curiosa costumbre
La costumbre de aplaudir puede ser tan antigua y extendida como la propia humanidad. Casi siempre este ejercicio se realiza para denotar cierto grado de aprobación. Entre los dominicanos, por ejemplo, se ha creado la tradición de efectuar esta acción tras un aterrizaje exitoso, ya sea al llegar a tierras extranjeras o al momento de pisar suelo nacional.
Ante la inquietud generada por diversos grupos de la sociedad, de por qué los dominicanos aplauden al aterrizar un avión, el reconocido psicólogo César Mella, explica que este es un ejercicio respiratorio y circulatorio, que generalmente viene a consecuencia de una tensión acumulada y el cuerpo lo libera por medio del aplauso, coincidiendo con el descenso de la aeronave.
Para el psicólogo, el aplauso tras un aterrizaje provechoso o equilibrado, parece ser una marca país de los dominicanos. En primer lugar para festejar que aunque se estaba en peligro, estando a miles de pies de altura, se logró sobrevivir. Otro componente que motiva este acto, es que casi siempre es más efusivo cuando se regresa a la República Dominicana que a la salida, debido a la sensación de felicidad que causa el reencuentro con seres queridos.
Dijo que la hiperexpresividad onomatopéyica del dominicano, hace que este siembre busque la manera de celebrar ante cualquier tipo de eventualidad. Para los quisqueyanos cualquier cosa es un ‘’can’’, sea un bautizo, matrimonio, incluso hasta los mortuorios en ocasiones generan motivos de celebración en las personas. Es por eso que un aterrizaje sin problema constituye una festividad a la vida y de haber salido del peligro.
‘’El aplauso siempre se hace contagioso, porque generalmente las personas que lo inician son las más extrovertidas y expresivas, las cuales también tienen la costumbre de hacerlo en cada viaje. Entonces el júbilo que inicia con cinco o seis personas, se universaliza y se observa desde la primera clase, hasta la cola del avión’’ sostiene Mella.
Según expresó el experto, en ocasiones los norteamericanos cuando vienen en condición de azafatas se maravillan con esta curiosa costumbre, que con el paso de los años se ha extendido a otros países, pero que es una marca país de los dominicanos, y de su capacidad para festejar cualquier cosa en la felicidad, tragedia y el peligro.
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