Ciencia

El precio de sacar ámbar de las entrañas de la tierra

Su formación data de millones de años. Miles se benefician y lo extraen a expensas del peligro. Se quejan del monopolio en un mercado que ha operado sin regulación y en el que el precio de sacar ambar ha ido hacia la baja luego del boom de años recientes.

Su formación data de millones de años. Miles se benefician y lo extraen a expensas del peligro. Se quejan del monopolio en un mercado que ha operado sin regulación y en el que el precio de sacar ámbar ha ido hacia la baja luego del boom de años recientes.

Sale de las entrañas de la tierra embarrado de un lodo grisáceo en su cara y pecho descubierto. Delante de sus compañeros, se quita las botas, los pantalones y los pantaloncillos para quedarse desnudo. Así su supervisor confirma que no esconde piezas de ámbar para venderlas por su cuenta.

La invasiva revisión la ejecutan en distintas minas de El Valle, en la provincia Hato Mayor, donde los patronos evidencian la desconfianza generada por una alegada competencia desleal en el precio de compra y venta del ámbar, una resina vegetal apreciada para la confección de joyas y elementos decorativos, pero que es riesgoso conseguirla.

Los extractores (o amberos, como se les llama) se quejan de que una onza de ámbar azul de primera intermediarios chinos, propietarios de una de las minas más productivas, se las compran entre RD$15,000 y RD$18,000, cuando esa misma muestra puede costar en el mercado local hasta RD$70,000.

Ese jueves, 22 amberos (dominicanos y haitianos) subían y bajaban sujetados a una cuerda por un estrecho ducto vertical de 68 pies de profundidad. Para que la tierra no se desplome, sellaron las paredes del túnel con empalizadas.

Con linternas amarradas en sus cabezas, sin cascos protectores, se movían agachados en la penumbra del subsuelo, en un espacio de 8 pies de ancho. Se afanaban por encontrar ámbar en uno de los hoyos de Siete Cañadas, la mina de este material más grande y productiva de la formación Yanigua, que corre desde Los Haitises hasta El Cabao y El 20 en la carretera Hato Mayor-El Valle.

En este territorio geológico, los mineros de El Valle explotan 40 kilómetros cuadrados en unos 98 pozos, que para 2016 eran fuente de al menos 1,090 empleos directos y 4,033 indirectos.

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En los años 80 investigadores observaron que había extracción artesanal en El Valle, pero no fue hasta hace unos cuatro años cuando se dinamizó. Había un ir y venir de amberos en la zona debido a un incremento en la demanda, especialmente del mercado chino, donde la mitología le otorgó a esta piedra semipreciosa un carácter mágico y curativo. La alcaldía estima que estaba en cero la tasa de desempleo en el municipio.

En esa coyuntura llegaron a El Valle inversionistas chinos que compraron 500 tareas de Siete Cañadas por RD$100 millones. En su búsqueda, empleaban retroexcavadoras.

Al menos cinco mineros murieron en 2015 al caerles encima la tierra removida, otros dos quedaron discapacitados por lesiones, recuerda Andrés Escobosa, representante de una asociación local de mineros. Las autoridades del gobierno tuvieron que intervenir y prohibir el uso de las maquinarias.

*¿Cómo es pasarse el día en un túnel minero y cuán riesgoso es? 

La minería es considerada un trabajo peligroso. La Organización Internacional del Trabajo indica que aunque solo representa el 1% de la fuerza de trabajo mundial, en esta se da alrededor del 8% de los accidentes mortales en el trabajo.

Eso lo sabe Rafael Vásquez pues tiene 20 años de sus 43 de vida buscando ámbar para mantener a cuatro hijos. Se pasó la mañana metido debajo de la tierra. Al mediodía salió para almorzar arroz con cerdo guisado.

Vásquez confiesa que, estando allá abajo, ha sentido movimientos telúricos; ha temido pero se queda y sigue excavando. Está acostumbrado.

–Uno jalla la comida– dice.

–Y cuando encuentra ámbar, ¿cómo se pone?

–¡Oh, contento!

Con el pasar de los años las técnicas de extracción han mejorado; hay hoyos con bombillos, sistema de ventilación y una planta eléctrica que mueve la cuerda con la que los mineros descienden amarrados. Pero otros no, como uno de 130 pies de profundidad donde la respiración se dificulta.

–Uno trabajaba más bruto antes, era a mano que uno trabajaba, la tierra la sacaban… Ya de último la halábamos nosotros mismos, con palos– dice Vásquez.

Él no pasó del primer grado escolar.

–¿Sabe leer?– se le pregunta.

–No sé mucho, me quedé bruto, por eso estoy aquí.

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En El Valle el dinamismo por el ámbar se disipó. Una posible causa es la desaceleración de la economía china. Ahora los precios se han estabilizado hacia la baja pero la extracción de la resina sigue siendo rentable.

Para llegar a Siete Cañadas se recorre un largo camino pedregoso de unos 10 kilómetros desde el centro del municipio, donde para el censo de 2010 vivían 7,228 personas. En el trayecto hay comunidades rurales donde residen mineros, como Loma Clara y Loma del Cuatro. Hay casas de concreto, de diseño más citadino; otras de madera y zinc. Delatan que a unos les va económicamente mejor que a otros.

–En El Valle el 80 por ciento (de la población) depende del ámbar y en Sabana de la Mar alrededor de 20 por ciento– dice Escobosa, quien tiene más de una década como minero y mantiene tres hijos con este trabajo. El año pasado su brigada, de siete socios, vendió un ámbar azul de dos libras y media por RD$800,000.

*****

El ámbar se formó a partir de una resina pegajosa, que se desprendió del tronco y ramas de árboles, y se endureció, atrapando en su interior materia vegetal y pequeños animales. Su primera etapa se llama copal.

Aunque se le encuentra en diferentes partes del planeta, hay veinte regiones con la mayor cantidad para explotación, las más ricas actualmente son la báltica de Europa Oriental y Mediterránea, algunos estados de México y la República Dominicana. Investigadores estiman que la edad del criollo supera los 15 millones de años y se destaca por su calidad. Se cree que los taínos que poblaban la isla utilizaban piezas como adornos.

Por su rareza, el ámbar azul es el más preciado. El color resalta por el reflejo traslúcido de la luz. Se afirma que solo se encuentra en la República Dominicana. Otras variantes con menos valor tienen tonalidades coñac, amarilla, roja, verde, negra o incolora. Dependiendo de su tamaño y peso, los mineros los identifican como ámbar (el de mejor calidad), marifinga (de mediana calidad) y trilla (de baja calidad).

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(** Note: This article was migrated from a legacy system on 7/15/2023)

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