La defensa del río Yuna se ha convertido en una causa que trasciende las fronteras comunitarias para convertirse en un símbolo de la resistencia dominicana ante la depredación ambiental. En Monseñor Nouel, específicamente en la comunidad de Hato Viejo del municipio de Bonao, los dirigentes locales han alzado sus voces con valentía para denunciar las acciones que atentan contra uno de los tesoros hídricos más importantes de la República Dominicana.
Una comunidad que se levanta por su patrimonio
Los vecinos de Hato Viejo han demostrado que el espíritu dominicano de lucha por lo que es justo permanece vivo. Su denuncia contra las actividades de los hermanos Danilo Jiménez, conocido como "El Mocho", y Ambrosio Jiménez, alias "Chiche", representa más que una simple protesta: es un acto de amor por la tierra que los vio nacer y por las generaciones futuras que merecen heredar un país próspero y saludable.
Según las denuncias comunitarias, estos individuos han iniciado una extracción ilegal de materiales del cauce del río Yuna, supuestamente amparados en permisos cuestionables, con el objetivo de instalar una planta de asfalto, hormigón y agregados en terrenos que pertenecen al patrimonio hídrico nacional. Esta situación no solo representa una amenaza inmediata al ecosistema, sino que evidencia la determinación de una comunidad que no está dispuesta a permitir que se destruya su legado natural (Piden autoridades frenar la depredación del río Yuna).
El Yuna: corazón hídrico de la nación dominicana
El río Yuna no es simplemente un curso de agua; es el segundo río más importante de la República Dominicana, superado únicamente por el Yaque del Norte. Con sus 210 kilómetros de recorrido, esta majestuosa arteria acuática se extiende desde los Montes Banilejos en San José de Ocoa hasta su desembocadura en la bahía de Samaná, atravesando las tierras más fértiles del país (Río Yuna: datos y localización).
Su cuenca hidrográfica abarca 5,400 kilómetros cuadrados, convirtiéndola en una de las fuentes de agua más vitales para el desarrollo agrícola dominicano. El Yuna alimenta la gran mayoría de los cultivos de arroz del país, además de sustentar otros productos agrícolas que llegan a las mesas dominicanas. Su importancia trasciende lo económico para convertirse en un elemento fundamental de la seguridad alimentaria nacional.
Las presas de Hatillo y Rincón, que se nutren de las aguas del Yuna, han mejorado significativamente el caudal del canal de Las Guáranas, demostrando cómo este río contribuye directamente al progreso y desarrollo de múltiples regiones del país (Depredan los cauces del Río Yuna en Maimón de Bonao).
Un problema que requiere atención nacional
La situación denunciada en Hato Viejo no es un caso aislado. Las investigaciones revelan que la depredación del río Yuna se extiende por múltiples puntos de su recorrido. En la zona de Maimón, Bonao, se ha documentado la presencia de más de una docena de retroexcavadoras extrayendo material directamente del cauce del río. Los estudios indican que aproximadamente cada 30 a 45 segundos sale un camión cargado con 16 a 20 metros cúbicos de materiales extraídos (Depredan los cauces del Río Yuna en Maimón de Bonao).
En las comunidades de El Verde, Caribe y Rancho Nuevo, la situación es igualmente preocupante. Decenas de camiones tipo volteo invaden diariamente las aguas del Yuna para extraer arena y grava, no solo de las playas sino del mismo centro del río. Esta actividad, combinada con el tránsito constante de grandes volquetas mineras, está comprometiendo la calidad del agua y la integridad estructural del cauce (Extracción de arenas y gravas amenazan con desaparecer río Yuna…).
En la carretera Cotuí-Las Matas de Cotuí, tres graveras operan prácticamente en la ribera del río, extrayendo cientos de miles de metros cúbicos de material. Esta extracción masiva afecta directamente la capacidad de retención de agua y las escorrentías durante las temporadas de lluvias intensas (Aprueban en Washington plan de inversión para restauración y protección de cuenca del Río Yuna).
La movilización ciudadana como esperanza
La respuesta de los moradores de Hato Viejo representa lo mejor del carácter dominicano: la determinación de defender lo que es suyo por derecho. Su declaración de que "no permitiremos que esta gente acabe con el Yuna para instalar una planta de asfaltado. Estaremos en pie de lucha" refleja el compromiso inquebrantable de una comunidad que entiende la importancia de preservar su patrimonio natural.
Los dirigentes comunitarios han solicitado la intervención inmediata del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, así como de otros organismos estatales y de la Academia de Ciencias de la República Dominicana (Comisión ambiental de la UASD y Academia de Ciencias se suman a reclamos por preservación del río Yuna). Esta solicitud demuestra la madurez cívica de una comunidad que busca soluciones dentro del marco institucional, pero que también está preparada para actuar por cuenta propia si las autoridades no responden a su llamado.
El impacto de la inacción
La continuación de estas prácticas depredatorias tendría consecuencias devastadoras que trascenderían las fronteras locales. Francisco Núñez, de la comunidad de El Verde, ha documentado cómo miles de tareas de cacao y otros productos han sido arrasadas por crecientes del río debido a la erosión causada por la falta de arena (Agricultores solicitan intervención gubernamental para proteger el Río Yuna).
La sedimentación amenaza las presas que se alimentan del Yuna, poniendo en riesgo el suministro de agua para riego y consumo humano en vastas regiones del país. La instalación de una planta de asfalto y hormigón en terrenos del cauce agregaría el problema de la alta contaminación, comprometiendo aún más la calidad del agua que millones de dominicanos dependen para su sustento.
Un llamado a la conciencia nacional
La situación del río Yuna trasciende las fronteras de Monseñor Nouel para convertirse en un tema de importancia nacional. Como expresó un empresario preocupado por la situación: las aguas del Yuna son "patrimonio de todos los dominicanos", y su protección debe ser una prioridad colectiva (Campesinos de Bonao piden preservar Río Yuna).
La valentía de los comunitarios de Hato Viejo debe inspirar a todos los dominicanos a valorar y proteger los recursos naturales que han sido bendición para esta hermosa isla. Su lucha no es solo por un río; es por el futuro de un país que merece heredar a las próximas generaciones un territorio próspero, saludable y sostenible.
La determinación de estas comunidades demuestra que cuando los dominicanos se unen por una causa justa, pueden enfrentar cualquier desafío. Su ejemplo debe motivar a las autoridades competentes a actuar con la urgencia que la situación requiere, y a todos los ciudadanos a sumarse a esta noble causa de preservar uno de los tesoros naturales más importantes de la República Dominicana.
El río Yuna ha sido testigo de la historia dominicana durante siglos, alimentando las tierras que han sustentado a generaciones de familias trabajadoras. Ahora es el momento de que los dominicanos de hoy se conviertan en los guardianes de este legado, asegurando que las futuras generaciones puedan disfrutar de las bendiciones que este majestuoso río ha brindado a la nación. La lucha por el Yuna es, en esencia, la lucha por el alma misma de la República Dominicana.
Referencias usadas en Artículo
- Piden autoridades frenar la depredación del río Yuna
- [Río Yuna: datos y localización](https://www.red






















































