En una emotiva demostración de amor patrio, los dominicanos residentes en Bogotá se congregaron masivamente en el Parque Pontevedra para conmemorar el 162 aniversario de la gesta histórica de la Restauración de la República Dominicana. Esta celebración, organizada conjuntamente por la Embajada de la República Dominicana en Colombia, el Consulado General de la República Dominicana en Bogotá y la Diáspora de Colombia, reafirmó los lazos inquebrantables que unen a los dominicanos con su patria, sin importar las distancias geográficas.
Una Celebración que Trasciende Fronteras
El honorable embajador en Colombia, Félix Aracena Vargas, abrió la ceremonia expresando su profundo orgullo por compartir la nacionalidad dominicana con todos los presentes. Sus palabras resonaron entre los asistentes, quienes respondieron con entusiasmo a esta convocatoria patriótica que busca mantener viva la llama del sentimiento nacional en tierras colombianas.
La nutrida representación del consulado dominicano, encabezada por el honorable cónsul y los vicecónsules Daniel Perdomo Puello, Martina Soriano, Waldys Fabian Mirambeaux y Carlos Amin Baez Rondón, demostró el compromiso institucional con la preservación de las tradiciones patrias. Junto a ellos, Jonathan Severino, Arnelis Medina, Rubí Alexandra Guerrero, Sugeibis Otero, familiares y amigos conformaron una representación significativa de la comunidad dominicana en la capital colombiana.
El Contexto Histórico de una Gesta Heroica
La conmemoración cobra especial relevancia al recordar que la Restauración Dominicana representó uno de los capítulos más gloriosos de la historia nacional. Este proceso histórico permitió que el país recuperara su independencia de España después de la controvertida anexión ordenada por el general Pedro Santana el 18 de marzo de 1861.
La decisión de Santana de anexar la República Dominicana a España bajo el pretexto de que los dominicanos carecían de recursos para mantenerse como nación independiente y ante el supuesto peligro que representaba Haití, fue percibida por el pueblo como una traición a la patria y a los héroes de la independencia de 1844.
El Grito de Capotillo: El Amanecer de la Libertad
El 16 de agosto de 1863 marcó el inicio de una nueva era en la historia dominicana. En el cerro de Capotillo, ubicado en Dajabón, en el noroeste del país, un grupo de catorce valientes patriotas bajo el liderazgo de Santiago Rodríguez realizó una audaz incursión que cambiaría para siempre el destino nacional. Al izar la bandera dominicana en territorio patrio, estos héroes dieron inicio al movimiento conocido como el Grito de Capotillo, que marcó el comienzo de la guerra restauradora.
Entre los valientes que participaron en esta gesta histórica se encontraban figuras destacadas como Benito Monción, Juan Antonio Polanco y Pedro Antonio Pimentel, quienes junto a Santiago Rodríguez demostraron que el espíritu de libertad dominicano permanecía invicto.
Los Héroes de la Restauración
La guerra restauradora fue impulsada por líderes excepcionales como Gregorio Luperón, considerado uno de los arquitectos principales de la victoria. Bajo su dirección estratégica, los restauradores implementaron exitosamente tácticas de guerra de guerrillas que resultaron devastadoras para las fuerzas españolas. Esta estrategia militar, sugerida por el Ministro de Guerra Matías Ramón Mella, aprovechó el conocimiento del terreno nacional y la determinación inquebrantable del pueblo dominicano.
José Antonio Salcedo, conocido cariñosamente como "Pepillo", se convirtió en el primer presidente del gobierno de la Restauración, estableciendo las bases institucionales del nuevo orden republicano. Junto a él, figuras como Lucas Evangelista Peña, Gaspar Polanco, Benigno Filomeno de Rojas, José Cabrera y Pedro Pimentel conformaron el liderazgo de esta lucha épica.
La Estrategia Victoriosa
El movimiento restaurador demostró una organización militar excepcional. Los patriots establecieron centros guerrilleros en el sur y este del país, fortaleciendo la resistencia nacional. La superioridad numérica y armamentística española fue neutralizada mediante tácticas inteligentes que aprovechaban el conocimiento del terreno montañoso dominicano.
Las instrucciones militares establecían que las tropas dominicanas debían combatir protegidas en las montañas y aprovechar las características del terreno nacional. Esta estrategia, combinada con el fervor patriótico de combatientes de todas las clases sociales – militares, profesionales, campesinos, obreros, hombres y mujeres del pueblo – resultó en una serie de victorias decisivas.
El Triunfo de la Voluntad Nacional
La anexión española había generado un profundo descontento entre los dominicanos debido a las políticas colonialistas impuestas, los nuevos impuestos y la marginación de los criollos. Estas medidas administrativas afectaron considerablemente los intereses de los comerciantes locales y de la población en general, creando condiciones propicias para el levantamiento patriótico.
El asedio de Santiago representó uno de los momentos más épicos de la guerra. Con aproximadamente 6,000 hombres del Cibao enfrentando a 800 soldados españoles bien armados refugiados en el Fuerte San Luis, los dominicanos demostraron su superioridad táctica y moral. La batalla resultó extremadamente violenta y, aunque la ciudad de Santiago sufrió daños considerables por un gran incendio, la victoria dominicana fue contundente.
El Legado Permanente
Las presiones internas y externas, junto con las pérdidas económicas del imperio español y los estragos de la fiebre amarilla, obligaron a España a retirar sus tropas y poner fin a la anexión en 1865. Esta victoria no solo logró la expulsión definitiva de las fuerzas coloniales, sino que también tuvo un impacto profundo y duradero en la sociedad dominicana.
El fortalecimiento del sentido de identidad y unidad nacional emergió como uno de los resultados más significativos de la Restauración. La guerra demostró que, a pesar de las diferencias políticas y sociales, los dominicanos podían unirse en torno a un objetivo común: la defensa de su independencia y soberanía.
Una Tradición que Perdura
La celebración en Bogotá, coordinada y dirigida por Carol Fior Daliza Perez, incluyó momentos especialmente emotivos cuando los vicecónsules Martina Soriano y Carlos Amin Báez realizaron una reseña destacando el significado de la Restauración como símbolo de resistencia y reafirmación del sentimiento patriótico. Sus palabras resonaron entre los asistentes, recordándoles la importancia de valorar a los héroes restauradores y mantener vivo el espíritu de independencia nacional.
La celebración concluyó de manera simbólica con un brindis fraternal, la entrega de banderas dominicanas y el vuelo de chichiguas como símbolo de libertad. Estos gestos, aparentemente sencillos pero cargados de profundo significado, representaron la continuidad de las tradiciones patrias y la transmisión de los valores nacionales a las nuevas generaciones de dominicanos en el exterior.
La masiva participación de los dominicanos residentes en Colombia demuestra que el amor a la patria trasciende fronteras geográficas y que el legado de los héroes de la Restauración sigue inspirando a las comunidades dominicanas alrededor del mundo. Esta celebración reafirma que, sin importar dónde se encuentren, los dominicanos mantienen vivo el orgullo por su historia, su cultura y los valores de libertad, dignidad y soberanía que forjaron los patriotas del 16 de agosto de 1863.
Referencias usadas en Artículo
- El Día de la Restauración Dominicana: Pilar de la identidad y soberanía nacional
- 162 años de la Guerra de Restauración de la República Dominicana
- Dominican Restoration War
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