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La importancia del etiquetado frontal en alimentos para la salud pública en República Dominicana

Descubre cómo el etiquetado frontal de alimentos en República Dominicana busca proteger la salud pública y reducir la obesidad, con el respaldo de médicos especialistas y el Ministerio de Salud Pública.

Contexto de la salud pública

La implementación del etiquetado frontal de advertencia nutricional (EFAN) en la República Dominicana marca un hito tecnológico y pedagógico para la conciencia alimentaria de la población. Esta iniciativa promueve la reducción de enfermedades crónicas no transmisibles, como obesidad, diabetes e hipertensión, mediante una política pública informada y cooperación interinstitucional gracias a los esfuerzos del Ministerio de Salud Pública.

Figuras claves y su rol en la iniciativa

Coalición Dominicana Saludable, bajo la dirección de la neumóloga Evangelina Soler, articula esfuerzos multidisciplinarios con sociedades médicas de pediatría, oncología y cardiología para ofrecer respaldo técnico al Ministerio de Salud, siendo actores clave en la solicitud para la entrada en vigor de la resolución. Esta red profesional fundamenta su trabajo en evidencias científicas sobre el impacto de los ultraprocesados.

El doctor Samuel Ramos, presidente de Dominicana Saludable, señala que la normativa incluye declaraciones obligatorias de: energía, sodio, azúcares, grasas totales, grasas saturadas, grasas trans y edulcorantes artificialmente añadidos, según lo plantea el movimiento para impulsar el etiquetado frontal de advertencia nutricional. Esta información se complementa con octógonos negros de advertencia en el panel principal de los envases.

Altagracia Paulino, de ONPECO, resalta que el sistema no es una prohibición, sino el ejercicio de un derecho fundamental: saber los componentes del alimento. "Cada dominicano merece decisión informada sobre lo que consume", afirma desde la perspectiva de defensa del consumidor.

Técnica y alcance del sistema EFAN

Los alimentos preenvasados deben llevar símbolos del tamaño de una mano, definidos por:

  • Octógonos negros con bordes e inscripción en blanco para garantizar visibilidad y claridad.
  • Mensajes clave: "Exceso de…", donde "exceso" abarca grasa total, saturada, trans o azúcares; y "Contiene edulcorantes".

Se excluyen frutas, vegetales, granos, carnes sin aditivos y productos de un solo ingrediente, aplicando principios de excepción equitativa como está contemplado en la descripción técnica del EFAN. La industria empresarial tiene un plazo de 18 meses para adaptar empaques, permitiéndose calcomanías provisionales durante ese periodo, proporcionando así una transición responsable y ajustada a la realidad local.

Retos y perspectivas

Pese al respaldo ministerial, industriales oponen resistencia al formato propuesto y lo califican de "alarmante", proponiendo alternativas menos visibles. Sin embargo, expertos reafirman con evidencias que países pioneros como Chile y Perú han demostrado que el etiquetado no reduce ventas, sino que impulsa reformas conscientes en la composición de productos, como reflejan los datos de la implementación efectiva del etiquetado en Latinoamérica.

En el caso dominicano, la Coalición Dominicana Saludable ha confrontado con dedicación en foros y mesas de trabajo con sectores productivos, exigiendo que se respeten los parámetros técnicos establecidos. "La industria debe asumir corresponsabilidad en la salud de las poblaciones", destaca Soler, subrayando la fuerza del compromiso colectivo frente a los desafíos.

Hacia un futuro saludable

La implementación del EFAN se alinea con las tendencias globales de humanización del sistema alimentario. Proyectos similares en Canadá y Estados Unidos refuerzan la validación transnacional de esta herramienta.

En la República Dominicana, esta medida contribuye a la reconstrucción de la matriz cultural del consumo, reivindicando alimentos naturales y tradiciones culinarias saludables. "Esto no se trata solo de reglas, es un acto de autoestima nacional", señala un líder comunitario de Santo Domingo.

Mientras tanto, la población observa con esperanza este avance de conocimiento y responsabilidad frente a la oferta de productos, muchas veces poco saludables. La coalición médica reconoce que el camino es largo, pero insiste en que cada paso hacia la transparencia alimentaria fortalece nuestra identidad y nuestro compromiso con la salud de la nación.


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