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Logan Jiménez Ramos: Un llamado a la conciencia vial en memoria de su madre

Logan Jiménez Ramos recuerda el trágico 23 de octubre de 2017 y hace un llamado a la conciencia vial en República Dominicana para prevenir accidentes y proteger vidas. Descubre su historia y compromiso con la seguridad vial.

Un Testimonio de Dolor que se Transforma en Acción

El comunicador y director del multimedio La Voz Sin Censura, Logan Jiménez Ramos, conmemoró el pasado veintitrés de octubre de dos mil veinticinco una de las fechas más traumáticas de su vida. Ocho años atrás, en esa misma fecha de dos mil diecisiete, la noche que habría de cambiar su historia personal para siempre, su madre Damaris Ramos, de cincuenta y seis años de edad, perdió la vida de manera trágica en circunstancias que trascienden el simple accidente vehicular para convertirse en un símbolo del dolor colectivo que padece la sociedad dominicana.

La Noche que Cambió Todo

Alrededor de las siete y media de la noche de aquel fatídico día, en la Autopista Las Américas, próximo al municipio de Boca Chica, una unidad de transporte público impactó a la señora Ramos. El autobús marca Mitsubishi, color blanco, conducido por Feliciano Berroa Ozoria, se dirigía desde Boca Chica hacia Santo Domingo cuando ocurrió el siniestro que le arrebató la vida a una madre, esposa e hija de la República Dominicana.

Aquella noche quedó marcada indeleblemente en la memoria de la familia Jiménez Ramos, un recordatorio permanente de cómo en cuestión de segundos, la negligencia, la imprudencia o la falta de atención pueden transformar una tarde ordinaria en una tragedia irreversible.

El Dolor Como Catalizador de Conciencia

Con la voz preñada de emoción, Logan Jiménez expresó que aquel día cambió su vida y la de toda su familia de manera profunda y permanente. Perder a una madre en circunstancias tan violentas y evitables deja un vacío que el tiempo no cicatriza completamente, sino que enseña a quienes quedan a vivir con el peso del recuerdo, transformando la tristeza en combustible para la acción.

Lo significativo de la postura de Jiménez Ramos radica en que no permitió que el dolor se convirtiera en resentimiento estéril, sino en compromiso genuino por la vida. Ocho años después del accidente, mientras el duelo persiste en su corazón, también persiste la esperanza de que la sociedad dominicana asuma una cultura fundamentada en el respeto y la responsabilidad en las vías públicas.

"Cada conductor debe entender que al tomar un volante tiene en sus manos no solo su vida, sino también la de los demás. La imprudencia, la velocidad y el irrespeto a las normas siguen cobrando vidas inocentes todos los días", expresó el comunicador con convicción.

Justicia y Reconocimiento Institucional

Un aspecto que Jiménez Ramos subrayó fue el reciente pronunciamiento de la Corte de Casación Penal, que ratificó la sentencia condenatoria contra el responsable del accidente. La corte confirmó que la acusación presentada fue precisa, sustentada y ajustada a derecho, conforme al artículo cuatrocientos veintisiete del Código Procesal Penal, modificado por la Ley diez guión quince. Este fallo, aunque no devuelve la vida a Damaris Ramos ni mitiga completamente el dolor de su familia, representa una afirmación institucional de que la justicia, aunque tarde, finalmente reconoce la culpabilidad y demanda responsabilidad.

Un Llamado a las Autoridades

Movido por la convicción de que las tragedias como la de su familia no deben repetirse indefinidamente, Jiménez Ramos dirigió un llamado enérgico a los órganos gubernamentales responsables de la movilidad y seguridad vial en el país. Específicamente, demandó que el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, junto con la Dirección General de Tránsito y Transporte Terrestre, refuercen significativamente sus iniciativas en educación vial, mejoren la señalización de nuestras carreteras, intensifiquen el mantenimiento de la infraestructura viaria y, de manera crucial, implementen una formación ética rigurosa en los choferes del transporte público.

La educación vial no debe ser considerada como un trámite administrativo, sino como un pilar fundamental de la cultura ciudadana. Los conductores de transporte público, en particular, ejercen una responsabilidad ampliada sobre la vida de decenas de pasajeros, hecho que exige una preparación integral que vaya más allá de los conocimientos técnicos de conducción.

Defensa de la Ley de Movilidad

Jiménez Ramos reafirmó su compromiso con la aplicación rigurosa de la Ley sobre Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial, considerándola como uno de los instrumentos legislativos más importantes para proteger la vida en las carreteras dominicanas. Esta ley representa el marco normativo que debe guiar la conducta de todos los actores viales, desde conductores hasta peatones, estableciendo estándares claros de responsabilidad y seguridad.

Recordatorio Colectivo

Al rememorar a su madre, Jiménez Ramos no solo rinde homenaje al ser querido que perdió, sino que también se convierte en vocero de todas las víctimas de la imprudencia en las vías del país. Cada vida perdida en accidentes de tránsito debe servir como un llamado de alerta colectiva, un recordatorio de que detrás de cada estadística de mortalidad vial existe una familia destruida, un conjunto de sueños interrumpidos, una ausencia que nunca será completamente llenada.

"Recordar a mi madre es también rendir homenaje a todas las víctimas de la imprudencia en nuestras carreteras. Cada vida perdida en las vías del país debe servirnos como un llamado de alerta y de conciencia. No hay excusa para conducir con irresponsabilidad. La vida humana no tiene precio y debemos protegerla por encima de todo", concluyó el comunicador con serenidad y profundidad.

La República Dominicana posee el potencial de transformar su realidad vial mediante el compromiso colectivo con la educación, la justicia y el cumplimiento de las leyes. Voces como la de Logan Jiménez Ramos, gestadas en el sufrimiento personal pero orientadas hacia el bien colectivo, son precisamente lo que esta nación necesita para construir carreteras más seguras, una cultura de responsabilidad ciudadana más robusta, y familias que no tengan que vivir el dolor de perder a sus seres queridos por negligencia evitable. En la memoria de Damaris Ramos y en el compromiso de su hijo, existe un llamado perenne a toda la sociedad dominicana: valorar la vida, respetar las leyes de tránsito, y entender que la verdadera seguridad vial comienza en la conciencia de cada conductor, en la decisión diaria de anteponer la responsabilidad a la prisa, la prudencia a la impulsividad.

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