El vivero de Las Cañitas, compuesto de seis naves, está a cargo de la Fundación Sur Futuro mediante un acuerdo con el Gobierno para suplirle 12 millones de las especies a trasplantar que, además de café, contempla aguacate y una variedad de forestales de preferencia endémicas, como la caoba, el cedro y el pino.
SAN JUAN. En la sección Las Cañitas de Padre Las Casas, decenas de hombres y mujeres trabajan en la producción de 1,600,000 plantas de café que, llegado el tiempo, pasarán a reforestar más de 95 mil tareas en esa zona. Muchas de las tierras a sembrar pertenecen a los parques nacionales José del Carmen Ramírez y de Valle Nuevo, depredados por una actividad de conuquismo que se ha mantenido por más de 60 años.
El de Las Cañitas es apenas uno de más de 35 viveros en producción en varias provincias de la región Sur donde el Gobierno pretende cultivar 90 millones de plantas para reforestar 750 mil tareas en tres años, a un costo de RD$6,000 millones, en el marco del Proyecto de Desarrollo Agroforestal que implementa desde enero pasado con fines de recuperar parte del verdor en las zonas depredadas.
El vivero de Las Cañitas, compuesto de seis naves, está a cargo de la Fundación Sur Futuro mediante un acuerdo con el Gobierno para suplirle 12 millones de las especies a trasplantar que, además de café, contempla aguacate y una variedad de forestales de preferencia endémicas, como la caoba, el cedro y el pino.
Por cada planta que le produzca la Fundación, el Gobierno pagará unos RD$10,00. La entrega se hará a los ministerios de Medio Ambiente y de Agricultura, a razón de dos millones de plantas a cada institución, por cada año, durante los tres que dura el proyecto.
Luis Piña, encargado del semillero, destaca la calidad de las plantas de café, que fueron colectadas en las montañas de Monte Bonito, en el municipio Padre Las Casas, donde según la sabiduría campesina, se da la variedad más resistente de la especie catimor.
Sus palabras preceden a las del ministro de Medio Ambiente, Francisco Domínguez Brito, que ayer sobrevoló cuatro de los proyectos ubicados en Azua, San Juan y Elías Piña para evaluar sus avances.
“Este es un proyecto que más que ambiental, es social, porque se trata de cambiar la cultura del conuquismo a otra mentalidad que cambia el panorama de la gente y de la zona”, resalta.
El ministro hace énfasis en que además de hacerle entender a los campesinos que quemar el bosque para sembrar maíz o guandules como hacían antes (y siguen haciendo algunos) no es beneficioso para nadie y que es preferible cultivar plantas que protejan el bosque. Para compensar, el Gobierno destina un subsidio de RD$5,000 mensual a cada agricultor para que pueda subsistir y destinar sus tierras al proyecto. También le entrega las plantas y cubre los gastos de producción, explica el viceministro de Recursos Forestales, Manuel Serrano, que acompañó al ministro en su recorrido. En Sabaneta, San Juan de la Maguana, una de las zonas más deforestadas en el sur, a juicio del ministro, la meta es plantar unas 100 mil tareas.
Andyno Jiménez, presidente de la Asociación de Agricultores La Buena Fe, se lamenta de que la falta de plantas disponibles ha contenido el entusiasmo de los campesinos en participar del proyecto agroforestal. Indica que los 52 agricultores que conforman la asociación participan con unas 10 mil tareas de las que apenas hay sembradas unas 400. Teme que la falta de árboles para sembrar pueda conducir a algunos a retomar el conuquismo.
Serrano justifica la falta de algunas especies a principio de año, a consecuencia de la sequía del 2016 pasado y aunque en la actualidad tienen plantas suficientes –afirma- se controla porque “todavía no es tiempo para la siembra”, pautada para septiembre para algunas especies.
Un proyecto con equidad
Uno de los componentes del Proyecto de Desarrollo Agroforestal es la equidad de género, por lo que en varias de las brigadas de producción y reforestación hay una alta participación femenina. Dominga Delgado es una entre 12 mujeres que al mediodía de ayer trabajan en el vivero que tiene Sur Futuro en Padre Las Casas. Hace un horario de ocho horas cambiando la tierra a las plantas de pino o de café para que nazcan con la calidad deseada. Por esa labor cobra un salario mensual de RD$9,500 que le permite, junto al deprimido salario de su esposo, mantener a sus cuatro hijos y seis nietos. “Esto es una gran oportunidad para uno, porque donde yo trabajaba antes ganaba menos, pero aquí además estoy cerca de la familia”, dice.
(** Note: This article was migrated from a legacy system on 7/15/2023)