República Dominicana y el Desafío del Agua: Preservación y Desarrollo Sostenible
La República Dominicana enfrenta un desafío crítico en la gestión de sus recursos hídricos, pese a su riqueza natural. Con una precipitación anual que supera los 25 mil millones de metros cúbicos, el país cuenta potencialmente con agua suficiente para cubrir sus necesidades. Sin embargo, la falta de estrategias integrales y la fragmentación institucional han impedido garantizar un acceso equitativo y sostenible a este recurso vital.
Recursos hídricos y potencial no aprovechado
El territorio nacional alberga 36 presas, la mitad clasificadas como grandes reservorios, lo que lo posiciona como líder en infraestructura hidráulica en el Caribe. Aunque estas estructuras permiten distribuir agua para riego agrícola y generación eléctrica, persisten problemas de sedimentación y mantenimiento que reducen su eficacia. Las cuencas hidrográficas, como las de los ríos Yaque del Norte, Ozama y Haina, enfrentan estrés hídrico en hasta el 104% de su capacidad, según el Plan Hidrológico Nacional.
Desafíos estructurales
Infraestructura y gestión: El 70% de los hogares conectados a redes de agua no pagan por el servicio, mientras que el 40% de las familias más pobres carece de acceso a saneamiento básico. La infraestructura existente pierde entre el 45% y 82% del agua tratada por fugas técnicas y comerciales, lo que genera un problema de eficiencia y equidad en la distribución del recurso (Listín Diario).
Contaminación: Menos del 20% de las aguas residuales reciben tratamiento, contaminando acuíferos y ríos. La extracción descontrolada de materiales en cauces fluviales agrava este problema, impactando directamente los ecosistemas y la salud de la población (Swissinfo).
Cambio climático: La variabilidad en los patrones de lluvias y las sequías recurrentes exacerban la escasez, particularmente en zonas semiáridas como San Juan y Monte Cristi. Estos cambios obligan a repensar la planificación y la gobernanza del agua para garantizar la seguridad hídrica a largo plazo (Lupa del Sur).
Iniciativas para la sostenibilidad
El Pacto Nacional por el Agua 2021-2036 representa un esfuerzo multisectorial con inversiones previstas de 8,500 millones de dólares. Sus ejes incluyen:
- Modernización de 15 acueductos principales, incluyendo proyectos estratégicos como el trasvase desde la presa de Hatillo al Gran Santo Domingo
- Ampliación de la cobertura de tratamiento de aguas residuales del 10% actual al 60% para 2030
- Programa de reforestación intensiva en cuencas prioritarias, con meta de 320,000 tareas intervenidas (AECID)
Estrategias clave para el futuro
Innovación tecnológica: Implementación de sistemas de monitoreo en tiempo real para redes de distribución y estaciones de bombeo, mejorando así la eficiencia en la gestión del agua.
Marco legal: Urge aprobar la Ley de Aguas, estancada por dos décadas, para regular derechos de uso y protección de cuencas, garantizando un marco jurídico actualizado y aplicable a la realidad ambiental y social del país.
Educación ciudadana: Campañas nacionales para promover el consumo responsable, priorizando sectores agrícolas que concentran el 85% del uso hídrico. La concienciación del uso racional del agua es clave para el éxito de cualquier estrategia a largo plazo (FAO).
La articulación entre el Gabinete del Agua –que reúne a 18 instituciones estatales– y las comunidades mediante las Asociaciones de Acueductos Rurales (ASOCAR) marca un camino prometedor. Proyectos como la rehabilitación del acueducto Valdesia y la nueva presa en el río Ozama buscan añadir 50 millones de galones diarios al suministro capitalino.
La preservación del agua requiere transformar los avances legislativos y técnicos en acciones concretas. La combinación de voluntad política, inversión sostenida y participación comunitaria será determinante para asegurar que este recurso siga siendo motor del desarrollo nacional y patrimonio de las futuras generaciones.
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