La época festiva en República Dominicana se caracteriza por encuentros familiares, celebraciones llenas de alegría y momentos de conexión comunitaria que marcan nuestro calendario cultural. Sin embargo, para quienes se encuentran en recuperación de una adicción de sustancias, estas fechas pueden convertirse en un momento especialmente delicado. En consulta, suelo observar cómo estas festividades despiertan una mezcla compleja de ilusión, vulnerabilidad y temor a que los avances logrados se vean amenazados por cambios en la rutina, encuentros sociales donde hay consumo y emociones intensas que emergen con particular fuerza.
No se trata de "sobrevivir" a las fiestas, sino de prepararse con intención y cuidado para transitar este periodo de manera segura y consciente. La recuperación es un proceso valiente que merece ser protegido, y en República Dominicana contamos con cada vez más recursos y profesionales comprometidos en acompañar a quienes enfrentan estos desafíos, posicionando al país como referente regional en el abordaje de la salud mental y tratamiento de adicciones a través de eventos como la XVIII Conferencia Latinoamericana de Comunidades Terapéuticas y reuniones regionales enfocados en la prevención y acompañamiento terapéutico a nivel nacional.
Tres claves para proteger la recuperación
A lo largo de mi experiencia profesional, he encontrado que las estrategias más efectivas para navegar estas épocas pueden organizarse en tres pilares esenciales: planificación, apoyo y regulación emocional. Agruparlas así permite que la persona no se abrume con demasiadas indicaciones y pueda enfocarse en acciones claras y realistas que realmente funcionen en su contexto particular.
Planificación consciente: anticipar para protegerse
Planificar no es controlar cada detalle de lo que sucederá, sino crear un marco seguro que minimice los riesgos innecesarios. Esta intención deliberada incluye:
Seleccionar cuidadosamente los eventos a los que se asistirá, priorizando aquellos espacios donde se sienta seguridad y comprensión.
Establecer límites claros con familia y amistades, comunicando de manera directa y compasiva cuál es la situación actual y qué necesita para mantenerse bien.
Definir un plan de salida si surge incomodidad o tentación, teniendo identificadas personas a las que llamar o espacios a los que retirarse.
Mantener hábitos que sostienen la estabilidad, como el descanso adecuado, la alimentación nutritiva y las rutinas básicas que han demostrado ser protectoras.
Una planificación intencional permite llegar a las fiestas con menos incertidumbre y más seguridad interna, transformando lo que podría percibirse como amenaza en una oportunidad de demostrar la fortaleza ya construida, siguiendo las recomendaciones avaladas por el creciente cuerpo profesional de psicoterapia en el país.
Apoyo adecuado: la recuperación no se vive en soledad
El acompañamiento emocional y social es uno de los recursos más protectores que existen. En República Dominicana, contamos con una creciente red de comunidades terapéuticas, grupos de apoyo y profesionales de la salud mental comprometidos con acompañar este proceso, como lo demuestra el impulso de iniciativas recogidas por organismos nacionales e internacionales. Algunas formas concretas de fortalecer este apoyo incluyen:
Mantener contacto cercano con un grupo de apoyo, terapeuta, padrino o madrina de recuperación, incluso durante las festividades.
Asistir acompañado de alguien que respete y comprenda profundamente el proceso de sobriedad, alguien que entienda que estar presente en este camino es un acto de amor genuino.
Buscar actividades alternativas libres de sustancias para equilibrar la carga social, creando espacios donde la celebración y la conexión ocurran sin necesidad del consumo.
El apoyo no solo reduce la vulnerabilidad individual, sino que recuerda a la persona que la sobriedad también puede vivirse en comunidad, que la celebración es posible en compañía de quienes la respetan y apoyan.
Regulación emocional: atender las emociones que estas épocas despiertan
Las emociones se intensifican en esta época del año: nostalgia, alegría, estrés, sensación de ausencia, gratitud y a veces culpa. En lugar de evitarlas o reprimirlas, es fundamental aceptarlas como parte natural del proceso. Esto implica:
Validar las emociones sin juzgarse, reconociendo que sentir profundamente es parte de ser humano y que ningún sentimiento es "incorrecto".
Mantener prácticas de autocuidado que aporten calma, como meditación, ejercicio físico, tiempo en la naturaleza o cualquier actividad que haya probado ser tranquilizante.
Reconocer señales tempranas de riesgo como irritabilidad creciente, aislamiento progresivo o pensamientos de consumo, actuando ante estos indicadores antes de que se intensifiquen.
Pedir ayuda tan pronto como surja una sensación de desbordamiento, comprendiendo que solicitar apoyo es un acto de madurez y autoprotección.
La verdadera fortaleza en recuperación no es "aguantar" silenciosamente, sino saber escucharse a uno mismo y actuar antes de que el malestar crezca desmesuradamente.
Las fiestas en nuestro país no tienen que ser terreno de riesgo; pueden transformarse en un espacio para crear tradiciones más saludables y significativas. Reuniones sobrias donde se comparte genuinamente, actividades tranquilas que permitan la conexión auténtica, momentos de gratitud por los avances logrados, o simplemente celebrar el hecho de estar presentes y vivos en la sobriedad. Cada decisión consciente que se toma durante estas épocas es un acto de respeto hacia la propia historia personal y hacia el proceso de recuperación que se ha iniciado.
Afrontar la época festiva desde la recuperación de una dependencia de sustancias implica una combinación de planificación estratégica, construcción de redes de apoyo sólidas y un profundo contacto emocional consigo mismo. Con estas claves, es posible vivir estas fechas sin miedo paralizante y con la confianza de que la sobriedad puede sostenerse incluso en los escenarios más retadores. La celebración y la recuperación no son experiencias incompatibles; pueden coexistir en armonía cuando se actúa desde la intención y el cuidado.
Ana Amell es psicóloga especialista en adicciones con varios años de experiencia acompañando a dominicanos en su camino hacia la recuperación. Ha trabajado con múltiples personas ayudándolas a superar la adicción, y ofrece un espacio seguro y comprensivo para quienes deseen iniciar o fortalecer su proceso de sanación. Si sientes que necesitas apoyo, puedes encontrar más información sobre su trabajo y contacto en el portal de Ana Amell.
Referencias usadas en Artículo
- República Dominicana acogerá por primera vez expertos y científicos de más de 20 países en la XVIII Conferencia Latinoamericana de Comunidades Terapéuticas
- Psicoterapeuta Ana Amell resalta importancia de reconocer las adicciones como una enfermedad
- Ana Amell | Psicólogos en Psicología y Mente
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