Familia vuelve a exigir pago de US$2,500 millones por terrenos que ocupa la Barrick Gold

Los descendientes de Jacinto Rosario, quien fuera el dueño de esas tierras, se manifestaron durante varias horas frente del parque minero, ubicado en la zona de Pueblo Viejo, Cotuí, provincia Sánchez Ramírez.

COTUÍ. Unos 600 descendientes de Jacinto Rosario y Rita Díaz, quienes residieron en Cotuí, realizaron una concentración este sábado frente a Barrick Gold, empresa a la que acusan de expropiación de los terrenos donde opera la minera, por lo que exigen el pago de US$2,500 millones.

Los descendientes de Jacinto Rosario, quien fuera el dueño de esas tierras, se manifestaron durante varias horas frente del parque minero, ubicado en la zona de Pueblo Viejo, Cotuí, provincia Sánchez Ramírez.

La concentración, que inició desde las 8:00 de la mañana, buscaba también reclamar la reubicación de unas 600 familias que viven en los alrededores del parque minero, quienes han enviado cartas al presidente Danilo Medina, para que los reciba desde abril del año en curso, a la que el mandatario no ha dado respuestas.

Los Rosario, como dueños legítimos de esas tierras, tienen años en esta lucha, recurriendo a todas las instancias legales, demostrando con sus títulos de propiedad, su reclamo.

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Las familias han denunciado que Barrick vierte sus aguas residuales a sus ríos, lo que ha afectado drásticamente sus recursos naturales y su salud. Su calidad de vida ha ido en detrimento día tras día, por lo que muchos han muerto sin ver solucionada su lucha desde hace varias décadas.

Desde hace un tiempo, el doctor Félix Antonio Cruz Jiminián, junto a su equipo médico, asiste semanalmente a los residentes en las cercanías de la minera, en un aporte solidario y gratuito de su fundación. Los pacientes, han sido diagnosticados con enfermedades de la piel y otras más graves, por el cianuro que penetra a su organismo, debido a que la minera explota sus ricos suelos a cielo abierto.

Además de las personas, sus animales también están muriendo. La flora, ha desaparecido.

El polvillo que vierten en la presa de cola, penetra a sus casas, afectando su visión; mientras las explosiones constantes no les dejan dormir, ya que se trabaja 24 horas al día.

Además, reclaman que no hay agua potable, que las calles no sirven y que no cuentan con un sub centro hospitalario.

Otro de los abusos que han denunciado los afectados es que les están cortando sus cultivos. Las casas más cercanas al proyecto minero han sido derribadas.

(** Note: This article was migrated from a legacy system on 7/15/2023)

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