Las montañas del este dominicano guardan tesoros de perseverancia y tradición que merecen ser reconocidos y conectados con el progreso nacional. En el corazón de la provincia El Seibo, la comunidad de El Cuey representa el espíritu resiliente de los dominicanos rurales que, a pesar de los desafíos de infraestructura, mantienen viva la esencia productiva y cultural de nuestra tierra.
La Realidad de una Comunidad Trabajadora
El recorrido hacia El Cuey revela la determinación de una población que no se rinde ante las adversidades. Desde el Alto de Jobo Dulce, donde se bifurca el camino hacia La Meseta, se extiende una carretera de aproximadamente once kilómetros que conecta comunidades productivas como Los Magueyes, Cruce de Sesteadero, Quisibaní, Sabana del Cuey y Los Rodríguez. Estas tierras fértiles han sido durante décadas el hogar de familias dedicadas a la agricultura y la ganadería, actividades que forman parte del patrimonio económico de la región oriental.
La ansiedad que muestran los residentes cuando preguntan si los visitantes "son de Obras Públicas" refleja no desesperación, sino esperanza activa. Esta comunidad ha demostrado su capacidad organizativa realizando manifestaciones pacíficas hasta Santa Cruz de El Seibo, mostrando la madurez cívica que caracteriza a los dominicanos cuando buscan soluciones constructivas a sus necesidades.
Un Puente Entre el Pasado y el Futuro
La carretera que une El Cuey con el resto del país no es solo una vía de comunicación; es un cordón umbilical que permite que los productos de estas tierras lleguen a los mercados, que las familias accedan a servicios esenciales y que se mantenga la conexión cultural con el resto de la nación. El puente sobre el río Quisibaní, aunque deteriorado, sigue siendo símbolo de la resistencia de esta infraestructura construida por generaciones anteriores.
Los trabajos de reconstrucción que se han realizado en los primeros seis kilómetros desde el Cruce del Siete hasta el Alto de Jobo Dulce demuestran que existe capacidad técnica y voluntad para mejorar estas comunicaciones. El afirmado de rodamiento y las canaletas para aguas pluviales instaladas en este tramo son evidencia del progreso posible cuando se conjugan recursos y planificación adecuada.
La Promesa Presidencial y el Compromiso Nacional
La visita del presidente Luis Abinader durante el paso del huracán Fiona representó más que un gesto protocolar; fue el reconocimiento de que cada rincón de la República Dominicana merece atención y desarrollo. El compromiso presidencial de "poner aquello en orden de nuevo" refleja la visión de un país integrado donde ninguna comunidad quede rezagada.
La experiencia de décadas pasadas, cuando estas comunidades "rebosaban de vitalidad" en los años 70 y 80, demuestra el potencial que existe cuando hay conexión adecuada. Los nombres que resuenan en la memoria colectiva – Los Mameyes, Pasogato, el cruce del río Chavón – no son solo referencias geográficas, sino testimonios de la riqueza cultural y económica que estas tierras pueden ofrecer.
Conectividad Integral: Más Allá de las Carreteras
Mientras se gestionan los recursos para completar la rehabilitación vial, la transformación digital que impulsa el gobierno dominicano abre nuevas oportunidades para comunidades como El Cuey. Iniciativas avanzadas como el Proyecto Mejora de la Transformación Digital RD coordinado por el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones representan herramientas complementarias que pueden potenciar el desarrollo económico rural.
La telemedicina, que ya se implementa como proyecto piloto en zonas remotas, podría beneficiar significativamente a los habitantes de El Cuey, reduciendo la necesidad de traslados para consultas médicas básicas. Igualmente, las iniciativas de educación digital y el acceso a internet pueden crear oportunidades para que los jóvenes de la comunidad desarrollen nuevas competencias sin abandonar sus raíces rurales.
El Potencial Productivo de las Tierras Feraces
Las dieciséis kilómetros que separan Los Mameyes del kilómetro siete de la carretera El Seibo-Cruce de Pavón atraviesan algunas de las tierras más productivas de la región. La agricultura y ganadería que se practica en El Cuey contribuye significativamente a la seguridad alimentaria nacional y al desarrollo económico regional. Cada res que se transporta con dificultad, cada cosecha que requiere esfuerzos extraordinarios para llegar al mercado, representa el empeño de dominicanos que mantienen viva la tradición productiva del campo.
La solución no requiere solo de asignaciones presupuestarias y licitaciones, sino del reconocimiento de que invertir en estas comunidades es invertir en la soberanía alimentaria y el desarrollo equilibrado del territorio nacional. Los once kilómetros que necesitan intervención representan una oportunidad para demostrar que la modernización del país incluye a todas sus regiones.
La Esperanza se Construye con Trabajo Conjunto
El cinismo aparente de algunos residentes, como Iris y José, no debe interpretarse como falta de fe, sino como la sabiduría de quienes han aprendido a mantenerse firmes ante las dificultades. Su presencia junto a la carretera deteriorada, su permanencia en la comunidad a pesar de las adversidades, son testimonio del arraigo y el amor por la tierra que caracteriza a los dominicanos rurales.
La propuesta de algunos comunitarios de "terminar de romper" el puente para precipitar una solución, contenida por la cordura colectiva, refleja la tensión entre la urgencia de las necesidades y la madurez para buscar soluciones constructivas. Esta actitud responsable merece ser reconocida y correspondida con acciones concretas.
El Cuey no es solo una comunidad que necesita una carretera; es un símbolo de la República Dominicana profunda que mantiene vivas las tradiciones productivas, la solidaridad comunitaria y la fe en el progreso. Su conexión plena con el resto del país representará no solo la solución a un problema de infraestructura, sino la reintegración de una parte valiosa del patrimonio nacional al desarrollo compartido que todos los dominicanos merecemos.
La historia de El Cuey es la historia de muchas comunidades dominicanas: resilientes, productivas, esperanzadas y dispuestas a ser parte activa del progreso nacional. Su voz, expresada en manifestaciones pacíficas y en la perseverancia diaria, merece eco en las decisiones que construyen el futuro de la patria.
Referencias usadas en Artículo
- Proyecto Mejora de la Transformación Digital RD
- Presidente Indotel presenta iniciativas para transformar las telecomunicaciones en República Dominicana
- Infraestructura y conectividad impulsarán la economía dominicana en 2025
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