Impacto de la Política Económica de EE.UU. en la República Dominicana: Perspectivas 2025
Desde inicios del siglo XX, la política económica de Estados Unidos influye de manera decisiva sobre el desempeño económico dominicano. La evidencia acumulada durante más de cien años permite afirmar que si a la economía estadounidense le va bien, a la República Dominicana le va mejor.
El año recién concluido fue bueno para Estados Unidos. Se estima que el producto interno bruto (PIB) creció un 2.7 % y que la tasa de desocupación cerró en un 4.1 %, nivel cercano al pleno empleo. Asimismo, la variación interanual del salario por hora se colocó en un 3.9 % y se proyecta que la inflación subyacente se sitúe en un 2.8 %. Aunque esa tasa se encuentra lejos de la meta de inflación del 2 %, puede afirmarse que las expectativas inflacionarias mantienen un anclaje fuerte. Por otro lado, el mercado de valores registró un comportamiento muy positivo; basta decir que el índice S&P 500 se incrementó en un 23.3 % durante 2024.
A partir del 20 de enero, la administración Trump aplicará una nueva política económica que podría generar turbulencias en el mar que rodea la economía dominicana. Entre las medidas anunciadas por el presidente electo se destacan las siguientes: un aumento de los aranceles hasta alcanzar una tasa del 60%, con el objetivo de proteger la producción nacional y reducir el déficit comercial con el resto del mundo; el recorte del impuesto sobre la renta para estimular la inversión, elevar la productividad y aumentar el empleo; la racionalización y reducción del gasto público, responsabilidad que recaerá sobre Elon Musk, el magnate de las tecnologías avanzadas, quien deberá diseñar medidas que mejoren la eficiencia gubernamental; y la puesta en marcha de un proceso de desregulación económica y financiera, destinado a reducir los costos de transacción y eliminar trabas al sector privado para que este opere con mayor competitividad.
Actualmente, existe un intenso debate sobre el impacto neto de las medidas señaligenadas. Algunos economistas, como Simon Johnson, profesor del MIT y Premio Nobel de Economía 2024, proyectan que podría registrarse en Estados Unidos un aumento de la tasa de inflación, una mayor regresividad del sistema tributario, un incremento del ya elevado déficit público y, en consecuencia, una mayor tasa de interés de las Notas del Tesoro. El resultado del apriete monetario, que la Reserva Federal se vería obligada a poner en marcha para enfrentar la presión provocada por el exceso de demanda sobre la tasa de inflación, se manifestaría en una tasa de interés de referencia más alta, la apreciación del dólar y la desaceleración del crecimiento económico. Además, los críticos de las propuestas de Trump advierten de la posibilidad de que el incremento unilateral de los aranceles desencadene una guerra comercial a nivel global, lo que generaría una contracción del volumen de transacciones internacionales, la destrucción de empleos y un menor nivel de bienestar.
Entre ese grupo de expertos se encuentran quienes prevén una confrontación entre el presidente Trump y la Reserva Federal, liderada por Jerome Powell, que podría ocasionar la pérdida de credibilidad del banco central más poderoso del mundo. A pesar de que Trump no tiene poder para destituir a Powell, cuyo mandato se extiende hasta mayo de 2026, Maurice Obstfeld, profesor de Economía de la Universidad de California, Berkeley, sostiene que el presidente electo tratará de limitar la independencia del banco central para obligarle a adoptar medidas que reduzcan la tasa de interés de referencia, aun cuando esa postura monetaria sea incompatible con la estabilidad de precios. Además, algunos analistas afirman que el equipo de asesores de Trump priorizará el uso de criptomonedas como medio de pago alternativo al dólar, lo que disminuiría la influencia de la Reserva Federal en la economía y debilitaría el valor del dólar frente a otras divisas.
A la República Dominicana, con su economía pequeña y abierta, le convienen las proyecciones de este último grupo de expertos. La turbulencia exógena que ocasionará la política de la nueva administración republicana tendría un impacto negativo sobre la actividad económica, elevando la inflación importada y acentuando la volatilidad cambiaria. Una contracción del comercio global repercutiría desfavorablemente en las exportaciones de bienes y servicios y, por tanto, reduciría el empleo en el país. Frente a ese escenario inflacionario, el Banco Central tendría que elevar la tasa de interés de referencia para reducir la demanda agregada y mantener la inflación dentro del rango meta, lo cual disminuiría la tasa de crecimiento económico. Finalmente, hay que destacar que resultará sumamente peligrosa y complicada la navegación por el mar del 2025, embravecido a causa de los fuertes oleajes de inestabilidad económica internacional. Por ello, es crucial trazar la ruta que minimice el impacto negativo de esos vaivenes sobre los segmentos más vulnerables de la población.
La economía dominicana, sin embargo, también cuenta con factores positivos que podrían mitigar estos impactos. Según el Banco Mundial, el crecimiento económico de la República Dominicana triplicó el promedio regional en las últimas dos décadas y se tradujo en la salida de la pobreza de 2,8 millones de personas, una clase media que ahora supera a la población pobre y una mejora en la calidad de vida en cuanto a acceso a servicios básicos, vivienda y educación[5]. Además, la economía dominicana se espera que crezca un 5.1% en 2024, gracias a la flexibilización monetaria, el aumento de la inversión pública y la llegada récord de turistas[5].
En este contexto, es importante que la República Dominicana continúe fortaleciendo su economía a través de reformas que promuevan la competitividad, la innovación y la eficiencia en el gasto público. La implementación de políticas que fomenten la inversión extranjera y la diversificación de la matriz energética también serán clave para mantener el crecimiento dinámico y ampliar sus beneficios para más hogares y zonas en pobreza.