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La Primera Intervención Estadounidense en República Dominicana: Causas y Consecuencias Históricas

Descubre las causas y consecuencias de la primera intervención estadounidense en República Dominicana en 1916, un evento clave que marcó la historia nacional. Este artículo detalla el contexto económico y político que llevó a la ocupación, resaltando la importancia de entender nuestro pasado para valorar nuestra identidad.

Antecedentes: El Camino hacia la Ocupación

El 29 de noviembre de 1916 marca un hito sombrío en la historia dominicana. Hace más de un siglo, el gobierno de Estados Unidos formalizó la ocupación militar de nuestro territorio, pero el verdadero comienzo de esta intervención se remonta al 13 de mayo de ese mismo año, cuando el contraalmirante William Banks Caperton amenazó con bombardear la ciudad de Santo Domingo, obligando al secretario de Guerra Desiderio Arias a abandonar la capital bajo coerción militar.

Para comprender cómo llegó nuestro país a esta situación de pérdida de soberanía, es fundamental examinar las décadas previas que prepararon el terreno para la invasión extranjera. La República Dominicana nació en 1844 como un Estado pobre y débil, surgido después de una larga lucha por la independencia. La clase dominante de la época dependía principalmente de la ganadería, lo cual generó escasos recursos fiscales para el funcionamiento del Estado. Esta condición económica precaria obligó a los gobiernos posteriores a buscar financiamiento externo, iniciando un ciclo de endeudamiento que perduraría durante décadas.

El Origen de una Deuda Perpetua

El primer gran empréstito que marcó el destino financiero del país fue el conocido préstamo Hartmont de 1869, contraído bajo el gobierno de Buenaventura Báez durante la llamada Guerra de los Seis Años. Esta operación crediticia resultó ser extraordinariamente onerosa para las arcas nacionales. El acuerdo establecía que la República recibiría 420 mil libras esterlinas, pero en la práctica solo recibió 38 mil 95 libras. A cambio, el país se comprometió a pagar 58 mil libras esterlinas anuales durante 25 años en concepto de intereses y amortizaciones, totalizando 1 millón 472 mil 500 libras esterlinas por un préstamo del que nunca recibió la totalidad.

Esta operación financiera desventajosa incluyó además una cláusula que garantizaba el pago con los activos del Estado, incluyendo las aduanas de Santo Domingo y Puerto Plata. El parlamento inglés, ante el incumplimiento de pagos, emitió una resolución en 1875 que prácticamente cerró las puertas del financiamiento internacional a la nación dominicana, profundizando la crisis económica.

Durante el gobierno de Ulises Heureaux, comúnmente conocido como Lilís, se contrajeron nuevos préstamos con tasas de interés igual de desfavorables. En 1888, se aprobó un contrato que transfería la deuda de la firma holandesa WesternDorp a la empresa norteamericana Santo Domingo Improvement Company. Esta transacción marcó el inicio de la consolidación de la hegemonía financiera y comercial estadounidense en territorio dominicano.

La Penetración Financiera Estadounidense

A través de la empresa Santo Domingo Improvement Company, Estados Unidos comenzó a ejercer un control cada vez mayor sobre la economía nacional. Los gobiernos de Horacio Vásquez y Juan Isidro Jiménez intentaron negociar los términos de estas deudas externas, pero sus esfuerzos chocaron con la resistencia de los acreedores y la firme determinación de Washington de expandir su influencia en la región.

En 1900, el presidente Jiménez firmó un contrato que otorgaba a los estadounidenses la administración de las aduanas de Puerto Plata y Montecristi. Esta decisión generó malestar entre los acreedores europeos, quienes exigieron una distribución más equitativa del pago de la deuda. La complejidad de estas negociaciones condujo a la instalación de un tribunal de arbitraje internacional.

El gobierno del presidente Theodore Roosevelt, quien gobernaba Estados Unidos bajo el principio del "Gran Garrote"—política que combinaba la diplomacia suave con la amenaza militar—impuso a la República Dominicana un nuevo acuerdo en 1905 conocido como el "Modus Vivendi". Este protocolo establecía que un representante de Estados Unidos recaudaría los impuestos aduanales, de los cuales el 45 por ciento se entregaría al gobierno dominicano y el restante 55 por ciento se dedicaría al pago de las obligaciones de deuda.

La Convención de 1907 y la Pérdida de Soberanía

El punto culminante de la penetración estadounidense en los asuntos internos dominicanos llegó con la Convención de 1907, durante el gobierno de Ramón Cáceres. Este acuerdo representó un cercenamiento sin precedentes de la soberanía nacional. La empresa financiera Kuhn Loeb Company facilitaría un préstamo de 20 millones de dólares a un plazo de 50 años con una tasa de interés del 5 por ciento anual. De este monto, 17 millones se utilizarían para pagar la deuda externa e interna, y los restantes 3 millones para obras públicas.

La cláusula más grave establecía que el presidente de Estados Unidos designaría un receptor general de aduanas con autoridad sobre todos los empleados de esa dependencia. Este funcionario norteamericano tendría la responsabilidad de cobrar los impuestos aduanales y distribuir los ingresos según lo establecido en el tratado. Además, el gobierno dominicano perdería el derecho de modificar unilateralmente los aranceles aduanales. Una comisión de expertos estadounidenses supervisaría todas las operaciones financieras del Estado dominicano.

Inestabilidad Política y Crisis Fiscal

A pesar del período de crecimiento económico durante el gobierno de Ramón Cáceres, donde la producción de azúcar, café, cacao y tabaco generó superávit en la balanza comercial, la mayoría de la población dominicana—integrada por campesinos y clase media rural—vivía en condiciones de penuria. El fusilamiento de Cáceres en noviembre de 1911 desencadenó un período de profunda inestabilidad política que se extendería hasta 1916.

Durante este lustro caótico, la República Dominicana experimentó la sucesión rápida de varios gobiernos: Eladio Victoria, Adolfo Alejandro Nouel, José Valdez, Ramón Báez y Juan Isidro Jiménez nuevamente. La debilidad institucional y los conflictos políticos redujeron drásticamente las recaudaciones aduanales, lo que resultó en el incumplimiento sistemático de los pagos de la deuda contraída con Estados Unidos.

La Invasión de Mayo de 1916

Aprovechando esta situación de caos administrativo, el gobierno estadounidense decidió intervenir militarmente. El 13 de mayo de 1916, el contraalmirante Caperton emitió un ultimátum amenazando con bombardear Santo Domingo si el secretario de Guerra Desiderio Arias no abandonaba la ciudad. Tres días después comenzó el desembarco de marines estadounidenses, primero en Montecristi por el norte y luego en el puerto de Haina cerca de la capital.

El presidente constitucional Francisco Henríquez y Carvajal protestó ante el presidente Woodrow Wilson contra esta invasión, pero sus reclamos fueron ignorados. El 16 de mayo los invasores tomaban Santo Domingo, y para finales de julio controlaban los principales puestos militares del país. El 29 de noviembre de 1916, el capitán H. S. Knapp publicó la proclama oficial que declaraba el establecimiento de un gobierno militar estadounidense en la República Dominicana, como resalta la historia oficial de la invasión.

La Resistencia Dominicana

Aunque la mayoría de la población se encontraba desarmada y sorprendida por la invasión, surgieron movimientos de resistencia genuinos. Los primeros enfrentamientos significativos ocurrieron en Las Trincheras el 27 de junio de 1916, donde los dominicanos habían establecido posiciones defensivas que llamaban "Verdún" por su aparente inexpugnabilidad. Los marines estadounidenses utilizaron artillería y ametralladoras para romper estas defensas, demostrando la superioridad tecnológica militar del invasor.

Tres días después, el 3 de julio de 1916, tuvo lugar la batalla de La Barranquita, donde aproximadamente 80 dominicanos se trincheron en dos colinas que bloqueaban el acceso a Santiago. Estos patriotas resistieron con rifles contra las armas automáticas de los invasores antes de ser desalojados. Estos enfrentamientos iniciales fueron solo el preludio de una resistencia prolongada.

Los Gavilleros: Patriotas del Este Dominicano

Durante todo el período de ocupación, el movimiento conocido como los gavilleros se convirtió en símbolo de la resistencia nacional. Estos combatientes, principalmente campesinos despojados de sus tierras, operaban en las provincias orientales de El Seibo y San Pedro de Macorís, donde contaban con el apoyo de la población local. Con un profundo conocimiento del terreno, realizaban ataques de guerrilla contra las fuerzas de ocupación desde 1917 hasta 1921.

Los ocupantes estadounidenses intentaron desacreditar a estos patriotas calificándolos como bandidos y saqueadores, pero la población rural los consideraba defensores de la soberanía nacional. Gregorio Urbano Gilbert emergió como uno de los símbolos más recordados de esta resistencia, junto con el intelectual Américo Lugo, quien a través de textos denunciaba el carácter ilegítimo de la intervención extranjera.

La represión estadounidense fue implacable. Utilizando la supremacía aérea, tácticas de contrainsurgencia y acoso constante, los militares norteamericanos finalmente sometieron a los gavilleros alrededor de 1921. Se estima que aproximadamente mil personas, incluyendo 140 marines estadounidenses, murieron durante este prolongado conflicto de guerrillas, como relatan estudios sobre la ocupación en República Dominicana.

La Reconstrucción bajo Control Extranjero

Durante los ocho años de ocupación, el gobierno militar estadounidense implementó medidas que restruct

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