En el corazón de la provincia Sánchez Ramírez, el Río El Naranjo se erige como un símbolo de vida para las comunidades de Cotuí, pero hoy enfrenta una amenaza sin precedentes. La tala indiscriminada de árboles en su cabecera, ejecutada por la empresa minera Barrick Gold, ha encendido las alarmas entre pobladores, organizaciones políticas y defensores ambientales, quienes exigen acciones inmediatas para detener lo que califican como un "ecocidio". Este conflicto no solo revela la fragilidad de los ecosistemas ante los intereses extractivos, sino que también evidencia la resistencia de un pueblo decidido a defender su territorio y su derecho a un medio ambiente sano.
Barrick Gold, en medio de un proceso de diálogo con el gobierno y las comunidades, ha intensificado sus operaciones con maquinaria pesada en zonas críticas para la recarga hídrica. Según testimonios locales, esta es la tercera vez en una semana que se realizan desmontes masivos, respaldados por un contingente militar que restringe el acceso de los comunitarios a las áreas afectadas. La empresa, que opera en la mina Pueblo Viejo, ha sido señalada reiteradamente por contaminar fuentes de agua con sustancias como arsénico y cianuro, además de desplazar a más de 850 familias en los últimos años para expandir sus proyectos.
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha alzado su voz a través de Dilen Montero, secretario de Participación Comunitaria, quien denuncia la pasividad del gobierno ante la crisis. "Mientras las comunidades exigen transparencia y respeto a sus derechos, las autoridades miran hacia otro lado. Esta indiferencia es cómplice de la destrucción", afirmó Montero. Por su parte, Opción Democrática ha respaldado las movilizaciones ciudadanas, destacando que la deforestación en cabeceras de ríos compromete el ciclo hidrológico, aumenta la erosión y pone en riesgo el abastecimiento de agua para miles de personas.
La situación adquiere mayor gravedad al considerar que el Río El Naranjo no es un afluente cualquiera: sus aguas sostienen la agricultura local, abastecen a comunidades rurales y albergan una biodiversidad única. Expertos ambientales explican que las cabeceras de los ríos funcionan como esponjas naturales, filtrando el agua hacia los acuíferos y regulando el caudal durante épocas de sequía. La pérdida de esta capa boscosa podría derivar en inundaciones catastróficas, desertificación y la extinción de especies endémicas.
Frente a este escenario, las comunidades han demostrado una capacidad organizativa ejemplar. Bloqueos de carreteras, asambleas populares y monitoreos ciudadanos forman parte de su repertorio de resistencia. "No somos enemigos del progreso, pero exigimos que se respeten nuestros derechos. El agua vale más que el oro", expresó Concepción Sosa, vecina de Zambrana. Estas acciones han logrado captar la atención internacional, poniendo en evidencia las contradicciones de un modelo económico que prioriza la extracción minera sobre el bienestar colectivo.
El contrato entre Barrick Gold y el Estado dominicano, que otorga a la empresa el 97% de las ganancias mientras el país asume los costos ambientales, ha sido ampliamente cuestionado. Organizaciones como la Coordinadora Popular Nacional exigen una renegociación que garantice una distribución justa de los beneficios y la implementación de tecnologías limpias. Más allá de los números, el verdadero debate gira en torno a qué tipo de desarrollo quiere la República Dominicana: ¿uno que sacrifique sus recursos naturales en favor de corporaciones transnacionales, o uno que construya soberanía ambiental mediante la participación comunitaria?
En este contexto, el llamado de las comunidades trasciende lo local: se ha convertido en un emblema de la lucha por la justicia ambiental en el Caribe. La defensa del Río El Naranjo no solo preserva un ecosistema, sino que reivindica el derecho de los pueblos a decidir sobre sus territorios. Mientras el gobierno permanece en silencio, la ciudadanía escribe una lección de coraje y dignidad, recordándole al mundo que en la República Dominicana, la patria no se vende, se defiende.
**Referencias usadas en Artículo**
- Opción Democrática respalda denuncia de comunidades por tala en cabecera del río Naranjo: "Esto es un acto de depredación ambiental que sabotea el diálogo"
- Río El Naranjo deforestado
- Barrick Gold inicia corte de plantas en cabecera del río Naranjo
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