Cuanto más viejo soy, son más atrevidos y extravagantes los sueños. Soñé que el presidente de la República se había mudado a mi edificio
No puedo cenar mangú con huevos fritos y cebolla, eso seguro da pesadillas, y si le pongo aguacate se complica. Esta vez, ya conociendo mi organismo, cené solamente un yogur, una tostada y un mango banilejo, esperando un sueño profundo con despertar alegre. Entonces soñé algo impresionante. Cuanto más viejo soy, son más atrevidos y extravagantes los sueños.
El presidente de la República se había mudado a mi edificio y lo tenía de vecino. Me lo encontré en el ascensor, él iba vestido de Superman con cantidad de papeles en la mano y una libreta donde pude leer en letra roja “kriptonita archivar”, y en la otra una biblia; yo con un guineo y un café en un vasito plástico, desayuno exprés, porque llegaba tarde a un ensayo en Casa de Teatro.
Me atoré con el guineo. El me miró sorprendido, yo más.
—Me mudé ayer –me dijo en tono de hacer amigos.
No podía creerlo y sentí que lo adivinó mirando mi rostro. Mi edificio de apartamentos es sencillo, somos pocos y nos queremos mucho, parece que él compró el de la viuda que se murió de sorpresa.
—Estoy ahí al lado –me dijo señalando con la boca– era lo que podía pagar –agregó. Cualquier cosa que quieras, si no estoy, me lo dejas por debajo de la puerta que todavía no tengo internet. Luisa, mi mujer, se ocupa.
Yo seguía en silencio azorado y, como era muy comunicativo, el mandatario agregó:
—He tenido muchos problemas con mi familia, por principio no he nombrado ni nombraré a nadie allegado.
La nariz se le movió de sitio. Yo no salía de mi asombro.
Dicho esto, como avisándome, salió y se montó en su carro, yo pensé se iría volando. El presidente no tiene chofer ni escolta. Luego me enteré: su carro se le había quedado en la toma de posesión y tuvo que regresar en bola. Un nuevo senador lo trajo al apartamento.
Regalo que llega lo devuelve, su abuela desde niño le decía que quien regala algo espera y como era nuevo en este trabajo quería hacerlo bien. Luisa está en mi misma parroquia y llega en taxi a las reuniones de su grupo, ¿extravagante verdad?
No acepta visitas en su casa más que su familia y los amigos de siempre, nada ha cambiado, me comentó. Batman y Robin fueron un día y no los dejaron subir. Aceptar este cargo ha sido un gran sacrificio, ganaba más como maestro y sus clases particulares.
Tiene un perro viralata llamado Tito que ladra como si cantara merengues cuando alguien se le acerca. Me comentó una tarde, mientras en el sueño jugábamos dominó, que su perrito tiene un olfato para los bandidos, desde que se le acercan cambia de ritmo y ladra boleros y eso le ayuda mucho para detectar la honestidad de la gente.
—Esto de estar al servicio del pueblo es fuerte. No descanso y a veces no duermo de tanto que hay que hacer –me dijo torciendo la boca y poniendo el doble seis.
Está enfocado en la educación y en la salud. Me confesó que muy poca gente quiere trabajar con él pues lo que ofrece de salario no es mucho y hay que trabajar como si ganaran el doble. Cero robo y me gritó ‘Capicúa’.
Entonces me desperté y… en el apartamento de al lado seguía la viuda viva y coleando, quien me comentó en el ascensor que su perrita Luz del Carmen, la llamaba como su hermana fallecida, no se sentía muy bien. No hice comentarios… me di un susto cuando la perrita, mirándome cariñosamente ladró. Puro Vivaldi.
(** Note: This article was migrated from a legacy system on 7/15/2023)