Excelente retrato de una esquina de nuestra ciudad, escrito por Homero Pumarol
-Ya comienza de una vez a tocar Tomás, ¿Pero tu ‘ta sordo e’? ¿No ves que te toca tocar, otra vez te estás haciendo el pendejo? Dime ¿O estás de verdad medio turuleco?
El baterista, percusionista ñato y achacoso de una sola pierna, es quien le grita y pelea con el pobre Tomás,que siempre está lejos, tu sabes, leeeeeeejos, pero leeeeeeeeejos, por la muralla china más o menos y para colmo es medio sordo,y el baterista ñato le pelea que pelea y pelea sin parar, cuando toca el pobre Tomás, que no lo oye, que nunca lo oye.
Pero como quiera que sea el baterista ñato todo el tiempo le pelea a Tomás, que siempre anda con unos lentes oscuros muy grandes, gigantes. Mira, esos lentes parecen un cine, una pantalla de cine, la pantalla de cine de Tomás, le dicen los tígueres que usualmente vienen a verlo tocar, a escucharlo tocar la trompeta, y Tomás cuando no toca se la pasa devolviéndole el pleito al Baterista ñato.
-¿Y ahora? Atiza mejor esa “bataca” o cómete los palitos sucios esos, porque tú no te atreves a caerme atrás, bueno.
Palos, palos, palos y más palos, debieron de darte a ti más palos, los infelices de tus papás.
Mira, ahí no se sabe quién le pelea a quién, pero no paran de pelear, bueno, si, cuando tocan esa armoniosa música muy contagiosa que hacen juntos y que uno siempre termina bailando. También es buena música para escuchar sentado, si te dejan, porque va mucha gente a verlos, a escucharlos tocar y pelear, a gozar y bailar con Tomás trompeta y el baterista ñato.
Ellos no paran un segundo, desde que arrancan dan ganas de bailar y ellos tocando peleando y discutiendo, p’alante y p’atrás, p’alante y p’atrás, hasta que muere la tarde.
-Toma ya la flauta, digo la trifulca, la maldita trompeta, coño. Tomás, tómala ya y toca cualquier cosa.
Y hay que aprender a escuchar esa música que esos dos personajes hacen juntos, porque al principio a uno no le gusta mucho, uno se entretiene con el ambiente, pero no es que le gusta mucho la música, no, pero lo va como agarrando a uno ese sonido de esos tambores y cuando entra la trompeta nadie se atreve a hablar; toel mundo se calla de una vez, pa apreciar mejor esa música y desde que arranca esa trompeta de Tomás nadie se va y cada vez son más largos los silencios de la gente, porque nadie se atreve ni a respirar cuando están tocando o gritando.
Hay quien dice que ellos pelean de maldad para jalar a la gente, disque hasta lo ensayan,uno de esos trucos que usan los artistas de la calle para atraer a los léventes que andan por ahí.
Yo no soy de por aquí, los he visto unas cuantas veces y le digo que ese pleito es bueno, uno lo termina bailando con gusto, pero mucho gusto que uno le coge a ese jaleo loco, a ese tumbao desquiciante. Eso sí, uno más nunca falta un domingo. Usted verá, que la semana que viene vuelve. Nos vemos aquí mismito, frente al Palacio de la Esquizofrenia.
(** Note: This article was migrated from a legacy system on 7/15/2023)