René Antonio Fortunato, fallecido el 19 de julio de 2025 a los 67 años, dejó una marca indeleble en la memoria histórica dominicana a través de su cinematografía comprometida. Como pionero del documental histórico en República Dominicana, Fortunato revolucionó el género con obras emblemáticas que analizaron los periodos más determinantes de la política nacional del siglo XX. Su trilogía Trujillo: El poder del jefe (1991-1996) deconstruyó los mecanismos de la dictadura, mientras que Balaguer: La herencia del tirano (1998) y Bosch: Presidente en la frontera imperial exploraron las complejidades del poder posdictatorial.
Abril: La trinchera del honor (1988), su obra fundacional, obtuvo el Pitirre Prize al Mejor Documental Caribeño en 1990 y sentó las bases de un estilo narrativo que combinó rigor investigativo con accesibilidad cinematográfica. Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Fortunato dedicó cuatro décadas a transformar archivos históricos en conciencia colectiva, utilizando el cine como herramienta de pedagogía ciudadana. Su última producción, El triunfo de la democracia (2025), estrenada semanas antes de su muerte, documentó el ocaso del balaguerismo y el ascenso del PRD en 1978, cerrando así un ciclo de reflexión sobre la transición democrática.
El Dr. Gerardo Roa Ogando, decano de la Facultad de Humanidades de la UASD, destacó que Fortunato fue "uno de los más grandes activos humanos en el ámbito de la memoria histórica", cuyas obras trascendieron lo artístico para convertirse en "lección ética y estética para la nación". Su legado incluye el LASA Film Award (1995) y el Premio a la Excelencia Profesional del Poder Ejecutivo (2000), reconocimientos que subrayan su rol como cronista esencial de la identidad dominicana. La Dirección General de Cine enfatizó que su narrativa "sembró conciencia en generaciones", transformando la documentación histórica en acto de resistencia cultural.
Más allá de su aporte cinematográfico, Fortunato encarnó el modelo de intelectual orgánico descrito por Gramsci: su cine dialogó con la ciudadanía, interpeló verdades oficiales y construyó puentes entre pasado y presente. Como afirmó Roa Ogando, sus obras "no solo narraron hechos; los contextualizaron y transformaron en conciencia". Este compromiso con la verdad histórica, libre de concesiones, estableció un estándar irrepetible para el cine documental regional.
La partida de Fortunato deja un vacío en la cultura dominicana, pero su obra perdura como patrimonio vivo. Sus documentales continúan siendo cátedras audiovisuales sobre la dignidad nacional, demostrando que el cine puede ser trinchera de honor contra el olvido. Como él mismo probó a lo largo de 40 años de carrera, la memoria filmada es semilla de futuro.
Referencias usadas en Artículo
- Fallece René Fortunato, cineasta dominicano
- De "El triunfo de la democracia" a la violencia del poder: El legado histórico de René Fortunato
- René Fortunato, precursor y el padre del documental histórico
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