Ahora el cura, como ya les dijo a los parroquianos el pasado domingo: ‘Quedó a disposición de la Iglesia y busca trabajo
‘Me he enamorado’, dijo el padre Riccardo, de 42 años, al anunciar que dejaba los hábitos después de haber sido ordenado en marzo de 2012.
“Mi corazón está enamorado”. Con estas palabras, el padre Riccardo Ceccobelli, sacerdote de la diócesis de Todi, en el centro de Italia, pidió a su superior, al final de la misa, colgar la sotana. “Mi corazón está enamorado, aunque nunca he tenido la posibilidad de traicionar las promesas que hice. Quiero intentar vivir este amor”, dijo Riccardo a su superior, el obispo Gualtiero Sigismondi, según un comunicado de prensa de la diócesis.
El sacerdote, cuya historia relataron los diarios italianos, ha sido suspendido de su servicio y se han iniciado los trámites para devolverlo al estado laico, según la misma fuente.
“Todo mi agradecimiento a Don Riccardo por el servicio realizado hasta ahora. Y en primer lugar, le envío mis más sinceros deseos para que esta elección, hecha en plena libertad como él mismo me dijo, pueda garantizar la paz y la serenidad”, declaró Monseñor Sigismondi.
El sacerdote asegura que ha sido una elección difícil para alguien que ama y respeta a la Iglesia. “No puedo seguir siendo coherente, transparente y correcto con ella (la Iglesia) como siempre lo he sido hasta ahora”, dijo, según el comunicado.
Estas confesiones, en directo frente a sus fieles y en presencia del obispo, se hicieron durante la misa dominical. Según el Corriere della Sera, “todo el mundo lo sabía” en este pequeño pueblo, cerca de Perugia, “circulaba la información, Don Riccardo había sido visto con una mujer”.
Sin embargo, nada se sabe de la identidad de la mujer por la que Don Riccardo ha colgado la sotana.
Laura tiene 26 años, es enfermera y también catequista y asegura al diario: “queremos poder seguir en la Iglesia, si hay reglas que respetar queremos hacerlo, sin causar escándalo’.
(** Note: This article was migrated from a legacy system on 7/15/2023)
