Productores de Tireo y Constanza: lucha y resiliencia ante el abandono oficial

Una comunidad agrícola que no se rinde

Los productores y agricultores de Tireo y Constanza enfrentan una situación desgarradora que refleja la vulnerabilidad de las zonas agrícolas más productivas de la República Dominicana. Tras meses de promesas incumplidas y recientemente al ser excluidos de la contabilidad oficial de daños por el huracán Melissa, estos municipios de la provincia La Vega se sienten abandonados por las autoridades del Ministerio de Agricultura. Sin embargo, la resiliencia de estos trabajadores del campo permanece inquebrantable, forjada en el esfuerzo diario de alimentar a la nación.

El silencio que duele

Durante la emisión de LA Semanal con la prensa, donde el presidente Luis Abinader y el ministro Limber Cruz presentaron el balance de los daños causados por el huracán Melissa en el país, los municipios de Tireo y Constanza fueron excluidos de la contabilidad realizada. El ministro Cruz enumeró las localidades por región que se vieron afectadas, las tareas en producción agrícola dañadas y los más de seiscientos kilómetros en caminos vecinales destruidos en nueve provincias, cifras que ascendieron a más de mil millones de pesos en pérdidas totales.
Sin embargo, a pesar de que las autoridades locales de Tireo estiman en aproximadamente noventa millones de pesos los daños ocasionados por la tormenta Melissa, estos dos municipios fueron dejados fuera de la contabilidad presentada ante el jefe de Estado. La omisión ha generado profunda preocupación entre los productores, como evidencia el testimonio de uno de ellos: "El ministro habló de los daños de la tormenta, y los de Constanza y Tireo ni siquiera los mencionó delante del presidente, parece que no tienen pensado pagar eso" según declaraciones recogidas por un medio nacional.

Una deuda que crece

La situación se agrava cuando se considera que esta no es la primera crisis que enfrenta Tireo en el presente año. En mayo de dos mil veinticinco, intensas lluvias que duraron más de veinte días consecutivos devastaron las zonas agrícolas de ambos municipios, causando pérdidas que superaron los cien millones de pesos. Durante ese periodo, el ministro Limber Cruz realizó recorridos por las parcelas afectadas y prometió a los agricultores una indemnización por los daños ocasionados, tal como destaca un reportaje sobre la visita ministerial a zonas agrícolas afectadas por lluvias en Constanza.
Según los técnicos que acompañaron al ministro, fueron impactadas alrededor de nueve mil cien tareas de tierra, con daños considerables manifestados en aproximadamente tres mil setecientas tareas, lo que representa un cuarenta y uno por ciento de las pérdidas de los rubros. Tras los recorridos realizados, se llegó al acuerdo de que el Gobierno Central, a través del Ministerio de Agricultura, retribuiría lo perdido a los productores afectados. Sin embargo, finalizando octubre de dos mil veinticinco, ningún productor ha recibido un centavo de esa promesa, tal como denuncian públicamente los agricultores de la localidad.

El corazón agrícola del país

Tireo y Constanza no son simples municipios. Estos territorios representan el corazón pulsante de la producción agrícola dominicana, siendo responsables de producir aproximadamente el ochenta por ciento de los vegetales, hortalizas y tubérculos que alimentan al país. Cada grano cosechado en estas tierras montañosas lleva consigo el sudor de familias que han dedicado generaciones a cultivar la tierra y contribuir al desarrollo nacional.
El desbordamiento del Río Tireo, que se produce cuando las lluvias caen en las montañas donde nace el afluente, arrasa periódicamente con todo lo sembrado a su paso, evidenciando un problema estructural que requiere atención integral del Estado. Esta no es la primera vez que tales inundaciones causan daño severo a la agricultura y a las viviendas en estos municipios, lo que subraya la necesidad urgente de obras de infraestructura y planificación hidrológica adecuada.

Más allá de lo agrícola

El alcalde de Tireo, Paul Piña, ha documentado las múltiples obras prometidas por el Gobierno central que permanecen inconclusas. Entre ellas destaca el acueducto de Tireo, cuya construcción fue paralizada desde dos mil veintiuno a pesar de que el presidente anunció que estaría listo antes de finalizar dos mil veinticinco. Las tuberías permanecen expuestas al deterioro y la planta de tratamiento aún no ha sido iniciada, dejando a la comunidad sin acceso a agua potable de calidad.
Los caminos vecinales del municipio se encuentran en estado crítico, especialmente aquellos que conectan con centros educativos donde los niños caminan diariamente entre lodo y peligro. Además, existen necesidades pendientes como la construcción de dos nuevas boticas populares, la remodelación de clínicas, la ampliación de escuelas y la construcción de infraestructura de seguridad y servicios de emergencia, conforme expone una crónica sobre el clamor de soluciones desde Tireo.

La esperanza en tiempos de prueba

A pesar de estas circunstancias desafiantes, los productores de Tireo y Constanza continúan cultivando la tierra con dedicación. Sus parcelas se preparan nuevamente para la siembra, y aunque cargan con la carga emocional de promesas incumplidas, demuestran la fortaleza característica del campesino dominicano que no abandona su misión de alimentar a la nación.
La situación de estos agricultores es un llamado a la reflexión sobre la importancia de honrar los compromisos adquiridos con quienes trabajan en el sector primario, reconociendo que su labor es fundamental para la soberanía alimentaria y el desarrollo económico de la República Dominicana. Mientras estos hombres y mujeres del campo persisten en su lucha, la sociedad dominicana tiene la responsabilidad de exigir que las autoridades correspondientes cumplan sus promesas y brinden el apoyo que estos territorios tan productivos merecen.

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