La motivación de escribir este análisis surge de la necesidad imperante de arrojar luz sobre un fenómeno que, una vez más, sacude la sensibilidad nacional y reclama respuestas inmediatas. En días recientes, han circulado versiones sobre tragedias que presumiblemente se vinculan con situaciones de acoso escolar, reabriéndose un debate que no puede posponerse ni silenciarse.
Entendiendo el Bullying: Más Allá de "Cosas de Muchachos"
El bullying es una forma de violencia sistemática, repetida y deliberada contra personas percibidas como vulnerables. No se trata de conflictos aislados o bromas entre compañeros, sino de patrones de comportamiento que incluyen burlas, exclusión social, amenazas, agresión física o verbal, y en la era digital, el ciberacoso.
Lejos de ser una etapa pasajera de la infancia, sus efectos son profundos y duraderos. Las víctimas enfrentan trastornos de ansiedad, depresión, fracaso escolar, conductas autolesivas, ideación suicida y, en casos extremos, muertes asociadas a circunstancias trágicas derivadas del acoso sostenido.
La Realidad Dominicana: Datos que Demandan Acción
República Dominicana atraviesa una crisis de bullying que no puede seguir ignorándose. Los datos nacionales e internacionales confirman la gravedad de la situación.
Durante el año escolar 2023-2024, se documentaron más de 7,500 casos de bullying en territorio dominicano, concentrándose especialmente en las provincias de Santo Domingo, Santiago y Puerto Plata. Las formas de acoso reportadas incluyen violencia física, insultos verbales, exclusión social y ciberacoso según datos de la realidad del bullying en el país.
A nivel internacional, el Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo de la UNESCO colocó a República Dominicana en la primera posición entre 15 países latinoamericanos en prevalencia de bullying. El 49% de los estudiantes dominicanos de 12 años reportó ser víctima de acoso escolar, superando a Argentina y Perú como se explica en el análisis regional sobre acoso escolar. En contraste, países como Costa Rica registran apenas un 31%.
Según los resultados de PISA 2022, alrededor del 29% de las niñas y el 31% de los niños en República Dominicana declaró haber sido víctima de actos de acoso al menos un par de veces al mes, cifras considerablemente superiores al promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que registra 20% en niñas y 21% en niños.
En cuanto a la sensación de seguridad, el 13% de estudiantes dominicanos declaró no sentirse seguro en el camino hacia sus escuelas, resultado por encima del promedio de la OCDE que es del 8%. Dentro de las aulas, el 9% reportó inseguridad, y un 14% mencionó no sentirse seguro en otros espacios escolares como pasillos, cafetería y baños, de acuerdo a encuestas nacionales recientes.
El Impacto Invisible: Secuelas que Perduran
El bullying no termina en las aulas. Muchas víctimas cargan las consecuencias durante años, enfrentando baja autoestima, problemas de salud mental y dificultades en sus relaciones interpersonales. El Informe PISA 2018 reveló que el 44% de los estudiantes dominicanos confesó sentirse solo o sufrir insomnio como resultado directo del acoso escolar.
Estos datos no son simples números: representan historias reales de jóvenes que sufren en silencio. En 2023, la influencer y entrenadora dominicana Massy Arias compartió públicamente el doloroso testimonio de su hija de seis años, quien sufrió bullying en su escuela. La pequeña comenzó a llorar cada mañana y expresaba que "nadie la quería" en su salón de clases, reflejando el daño emocional profundo provocado por la exclusión y las burlas.
Este testimonio conmovió a miles de dominicanos y resaltó la urgencia de crear entornos escolares más empáticos y seguros, donde los niños puedan desarrollarse sin miedo ni vergüenza.
Causas Raíz: Comprendiendo a los Agresores
Muchos agresores escolares no nacen violentos; son producto de entornos donde la violencia, el abandono y la baja autoestima son parte del día a día. Factores como problemas familiares, necesidad de control y falta de habilidades emocionales son comunes entre quienes desarrollan conductas de acoso.
Prevenir que un niño se convierta en acosador implica intervenir a tiempo, educando emocionalmente y ofreciendo entornos afectivos seguros donde se cultive la empatía y el respeto.
Estrategias para Prevenir y Enfrentar el Bullying
Combatir el bullying es responsabilidad de toda la sociedad. Cada actor del ecosistema educativo tiene un rol fundamental:
Para estudiantes: Es vital que hablen con adultos de confianza si son víctimas o testigos de acoso, y que defiendan a compañeros que sufran hostigamiento, fomentando la empatía en lugar del silencio.
Para padres y madres: Observar atentamente cambios emocionales o de comportamiento en sus hijos, fomentar la autoestima y enseñar resolución pacífica de conflictos. La comunicación abierta y el apoyo emocional son fundamentales.
Para docentes y escuelas: Crear protocolos claros para denunciar el bullying, implementar programas de convivencia pacífica y respeto, y garantizar que el personal educativo reciba formación continua para identificar señales de acoso.
Un Paso Legislativo Necesario pero Insuficiente
En junio de 2024, el Senado de la República Dominicana aprobó una ley que prohíbe el acoso e intimidación escolar, incluyendo el ciberacoso. Esta legislación obliga a los centros educativos a contar con protocolos de actuación y medidas preventivas, reconociendo el bullying como una amenaza seria al desarrollo estudiantil.
Esta decisión legislativa es un paso necesario, pero insuficiente si no se acompaña de recursos, formación y supervisión efectiva. Las leyes sin implementación rigurosa son letra muerta.
Medidas Urgentes y Prácticas Que Exigen Implementación Inmediata
El abordaje del bullying requiere acciones simultáneas y sostenidas:
- Protocolos obligatorios en todas las escuelas, públicas y privadas, para detección, denuncia y protección de víctimas, con procedimientos claros y accesibles.
- Formación permanente a docentes, directores y personal de apoyo para identificar señales de acoso y atender crisis emocionales con competencia profesional.
- Programas de intervención psicosocial en los centros educativos, con equipos de orientación escolar, psicólogos y trabajadores sociales accesibles para alumnos y familias.
- Campañas públicas de sensibilización dirigidas a estudiantes, padres y comunidad educativa que deslegitimen la violencia como ocio o "bromas".
- Mecanismos de denuncia seguros y anónimos, con seguimiento público y sanciones claras para agresores, incluyendo medidas restaurativas y sanciones legales cuando sea procedente.
- Incorporación del bullying en las agendas de salud mental, con inversión en prevención y tratamiento, líneas de ayuda y atención 24/7 para jóvenes en crisis.
- Supervisión y evaluación rigurosa de la aplicación de la ley aprobada, asignación de fondos, establecimiento de indicadores y rendición de cuentas constante.
Una Respuesta Colectiva que Comienza Ahora
La solución no puede recaer en un solo actor. Cada sector de la sociedad dominicana tiene responsabilidades ineludibles.
Las familias deben observar con atención, evitando culpabilizar a las víctimas, y buscar ayuda profesional ante señales de aislamiento, cambios conductuales o autolesiones. El diálogo abierto y el apoyo emocional son pilares fundamentales.
Las escuelas deben actuar como garantes del ambiente seguro, implementando protocolos y capacitando a su personal. No pueden ser espacios donde prospere la violencia bajo ninguna forma.
Los medios de comunicación y redes sociales tienen la obligación ética de evitar la estigmatización y exigir investigaciones responsables. La información puede proteger o revictimizar; elegir el camino responsable es una obligación moral.
Las autoridades educativas y de salud deben asignar presupuesto real, capacitar profesionales y monitorear la implementación de políticas públicas integrales.
Una Llamada a la Acción Nacional
El bullying no es una anécdota ni una fase pasajera de la adolescencia. Es una falla del tejido social que fractura trayectorias vitales y deja marcas imposibles de borrar. Las tragedias recientes y los datos alarmantes obligan a una reacción decidida, sostenida y comprometida con la vida de nuestros jóvenes.
Aprobar leyes es un primer paso, pero no es suficiente. Debemos implementarlas con rigor, asignar recursos, formar a educadores, atender a las víctimas y construir una cultura que no tolere la violencia en ninguna de sus formas.
República Dominicana tiene la capacidad y la responsabilidad moral de transformar esta realidad. Si seguimos esperando, corremos el riesgo de normalizar más pérdidas de vidas que podían haber sido salvadas. No podemos permitirlo. Nuestros hijos y nuestras hijas merecen escuelas seguras, comunidades protectoras y un futuro lleno de esperanza, libre del miedo que genera el acoso. El momento de actuar es ahora, y la decisión de cambiar esta realidad es colectiva.
Referencias usadas en Artículo
- La realidad del bullying o acoso escolar en la República Dominicana
- Niños y niñas se sienten acosados en escuelas dominicanas por encima del promedio
- [República Dominicana y el bullying o acoso escolar](
