El término se refiere a la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras más irrelevantes o agradables
Es parte de la cultura del pueblo dominicano dejar todo para el día final, y para muestra, este viernes desde las primeras horas matutinas cientos de dominicanos se mantenían apostados en la verja perimetral e inmediaciones de la sede de la Junta Central Electoral ubicada en la Avenida Luperón, igualmente; incluidos colegios y la Oficina Central del Estado Civil, ubicada en el Centro de los Héroes (La Feria).
Es típico del ciudadano quisqueyano posponer de días en semanas y así en meses, los compromisos jurídicos, morales y de toda especie que, garantice la civilidad y legitimidad para residir y desenvolverse en las lides sociales y humanas que garantizan el orden ciudadano y los derechos del mismo.
Rumbo a las primarias, relucen los procesos personales de documentación como la duplicación de la cédula, el pasado cambio de domicilio que asegura la ubicación de mesa o colegio electoral, además de renovación de marbetes y pagos de impuestos dejados para el último instante, o en su defecto, “¡No importa, siempre dan una prórroga; ay ombe, déjalo pa’de’pué, ahora e’que falta…”!, enuncian los descuidados y otros relajados votantes.
En el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española el verbo procrastinar que aduce “del adverbio «cras» ‘mañana, el día siguiente’, del cual «procrastinar» toma su significado de ‘dejar para mañana, posponer, aplazar; y en esencia, la institución que vela por ‘la pureza del idioma español’ explica que la palabra viene del latín ‘procrastinare’: ‘pro’, adelante, y ‘crastinus, el futuro, es la acción de retrasar las actividades que deben atenderse.
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